Los Auténticos Decadentes: Que vivan por siempre

Veintisiete años para la banda más fiestera de todas. El domingo 15 fue el segundo de los dos festejos, en una Trastienda repleta a la espera de cantar y bailar sin parar. La banda responde y cumple, como siempre.

Uno está en a La Trastienda y de repente, en medio del concierto en cuestión, ve que en el escenario empiezan a aparecer personajes muy alejados de la música (al menos desde la práctica de un instrumento). A saber: Matías Alé, el abogado Fernando Burlando, el dueño de uno de los boliches más importantes del país, y varias chicas bailando, de esas que ves en la tele. Y de todas formas, si te dicen “adiviná la banda”, vos la vas a adivinar, en el primer intento.

Los Auténticos Decadentes cruzaron hace rato la barrera del bien y el mal. Veintisiete años de vida y todo lo que hagan estará legitimado por ser fieles a su historia. Y ese yin yang fue siempre igual. La fábrica infinita de canciones convence desde el vamos con “La guitarra”, pico compositivo y popular, en una lista de temas que, tal vez homenajeando a nuestra columna de hace semanas (?), viajará en un ida y vuelta constante entre hits y joyitas no tan conocidas.

El característico y divertido caos escénico (apoyado en aquello del Cualquiera puede cantar) convive con algo que marca una diferencia en esta banda: siempre suena bien. Ok, son muchos años, todo lo que quieran, pero le pasa el trapo a muchas, muchas bandas. Cucho va y viene, y Jorge Serrano y Diego Demarco se despachan con sus mejores melodías. “Corazón”, “Viviré por siempre”, “El pájaro vio el cielo y se voló” por un lado, y “La prima lejana” y “Besándote” por el otro. En el medio, Cucho (muy verborrágico en la noche), arremete con el combo “Yo puedo/No puedo” de Hoy Trasnoche (2000), y viejos clásicos de cancha, como “Ya me da igual” o “Vení Raquel”.

Pero lo más destacable de la jornada fue la aparición de perlas que no muchos conocen. Uno va a ver a los Decadentes sin ser demasiado fanático, y tiene satisfacción garantizada por la interminable cantidad de hits que todos conocemos. Sin embargo, hubo un espacio para una minoría de la que llenó el boliche de San Telmo. Y así casi que nos regalaron un escondido por disco: “Pastas y vino” (El Milagro Argentino, 1989), “Paseando por Temperley” (Supersónico, 1991), “Auténtica” (Fiesta Monstruo, 1993), “Aguinaldo” (Mi Vida Loca, 1995), “No te detengas” (Cualquiera Puede Cantar, 1997), o “Jopito”, del último disco de estudio, Irrompibles (2010), junto a Matías Alé bailando. Los más fanáticos, felices. El resto, también.

La presentación de la banda por parte de Cucho, entre medio de algún chiste malo de Alé, fue desopilante: infinitas historias para cada integrante, puteadas a algún espectador impaciente, y posterior pedido de disculpas al mismo con regalo de una copa de champagne incluido. Pero los aplausos máximos se los llevó el saxofonista Pablo Rodríguez cuanto tomó el micrófono para agradecer emotivamente tantos años de compañerismo y cooperativismo de una banda donde todos son iguales. En el medio también, Burlando y un bolichero. Y bue…

Uno de los picos más altos de la noche se dio durante la interpretación de la rockera versión de “La chica del sur” (esa que se esconde en el 12 Vivos de 2004), y el final fue más y más hits. De los tranquilos (“Loco, tu forma de ser” y “Un osito de peluche de Taiwán”) y de los ultra fiesteros, “Como me voy a olvidar” (otra vez Alé, pero ahora junto sus chicas bailarinas) y “Sigue tu camino”. Quien no quisiera seguir el camino de una banda de amigos que conviven hace 27 años, divirtiéndose y haciendo divertir, con calidad musical y trabajo constante. “No me parece que haya varias vidas, pero si vuelvo quiero ser un rey”, dice “Viviré por siempre”. Yo si vuelvo quiero ser un Auténtico Decadente.