Trenes, camiones y crisis capitalista

Sí, luego de mi fuerte descargo contra Pedro Aznar, hoy le pondré la lupa marxista a una letra de Árbol, banda rockfriendly por excelencia (un neologismo que, para mí, deberían empezar a usar los periodistas para catalogar grupos como este, Los Tipitos o Estelares).

“Trenes, camiones y tractores”, de Árbol.

Este tema repetitivamente insoportable no sólo cuenta con varias frases ideales para meter en el nick y conquistar a la minita del momento. No. Además, es un fiel y poético reflejo de las contradicciones del sistema capitalista, igualito a como lo planteó Marx. Pero para entender esto hay que prestar atención a la primera estrofa:

Trenes, camiones y tractores
tanta fuerza, tanta fuerza.
Me empujan, me empujan, me empujan.
Me arrastran, me arrastran, me arrastran.
Por el cielo, por el suelo.

Sí, estas cinco líneas que al parecer dicen poco y nada, y que parecen ser producto de la mente de un rockero narcotizado, describen a la perfección el problema inherente al sistema de producción capitalista. Básicamente, lo que estos chicos de Haedo están diciendo es: PAREN DE SUSTITUIR LA FUERZA DE TRABAJO POR MÁQUINAS PORQUE NOS QUEDAMOS SIN LABURO Y, A LARGO PLAZO, USTEDES TAMBIÉN SE QUEDAN SIN UN MANGO.

Claro, porque pensemos. ¿Cómo se produce la ganancia en el sistema actual? Y, a través de la plusvalía. ¿Y qué es eso exactamente? Es el valor que el trabajador asalariado crea y que el forro del patrón se apropia gratuitamente. Es decir: la fuerza de trabajo que cada uno de nosotros vende es la vía por la cual se genera riqueza. O, en palabras de Marx: “El capital es trabajo muerto que, al modo de los vampiros, vive solamente chupando trabajo vivo, y vive más cuanto más trabajo chupa”.

Por eso es que esta canción es más que una canción de amor. Es más que un halago mentiroso a las mujeres despeinadas, en pijama y sin maquillar. Esta canción es un alerta, un grito desaforado para prevenir lo inevitable: mientras más se desarrolla el capitalismo, más fuerza de trabajo se expulsa, se arrastra, se empuja y el sistema deja de reproducirse.

PERO ACÁ NO TERMINA.

La canción continúa y la estrofa que sigue es clave:

Y yo pienso que ojalá que el asfalto
se haga pasto porque la gente se inquieta
cuando está quieta.

Y acá es cuando todo se torna raro. Los tipos ahí están diciendo: “Más vale que el desarrollo de las maquinas se detenga y encuentren una solución pronta a todo esto porque si no la gente se va a inquietar…”. ¿Y qué pasa cuando la gente se inquieta? REVOLUCIÓN.

Sin embargo, a estos nenes del oeste parece que tanto lío les da miedito y aunque la minita esté “despeinada” y  “sin maquillar” les “gusta igual”. Y todos sabemos quién es la minita acá.

NOTA PUBLICADA ORIGINALMENTE EL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2013.