Explenden: «Ser buena persona es lo más combativo que hay»

En tiempos de pandemia de a poco las bandas se van animando a tocar. Algunas más pudientes acaparan los mejores lugares y las demás hacen lo que les da el lomo. En este contexto, la banda de punk Explenden propone un único show el sábado 27 de febrero en El Monociclo de Banfield.

“Desde que de a poco volvieron los shows, nos vinieron muchas ofertas para tocar, y a todas les dijimos que no. Eran tiempos en que los artistas más poderosos eran los únicos que podían tocar. Nuestras respuestas eran negativas porque estamos en pandemia, había que cuidarse, no se podía tocar, así que en una primera instancia nos guardamos”, analiza Julián Mocoroa (“Moco”), cantante, fundador y único integrante que sobrevive sin pausas desde aquellos comienzos a finales del siglo pasado. “Ya desde  la época en que salieron los runners se empezó a abrir todo y a priorizar el billete antes que la salud, nos vimos en un montón de situaciones en las que estás obligado a salir y exponerte al contagio. Por lo que se volvió ridículo el hecho de tener la obligación de viajar todos los días en tren con cien personas hacinadas, pero sin poder tocar en un lugar con 50 personas”.

-¿Ahí fue cuando miraron con mejores ojos la idea de volver a tocar?

-Seguimos igual con la idea de no tocar. Hasta que llegó esta propuesta que creemos viable, con todos los protocolos y decidimos hacer un show, porque necesitamos un poquito de vida. Nunca en veinte años nos había pasado esto de no tocar. Los músicos de la banda vivimos de otra cosa, pero sonidista, asistente, manager, ellos viven de esto. No estamos igual cien por ciento seguros de que hay que tocar, como tampoco estamos cien por cientos seguros de que no haya que hacerlo.

-¿Qué significa hoy, con todo este contexto que nos envuelve, ser una banda de punk en Argentina?

-Si hacés punk no te puede pasar desapercibido lo que pasa a tu alrededor, me parece que es una de las premisas. El punk está ligado a lo político a pesar de que algunos idiotas piensen lo contrario. A diferencia de otros momentos creo que ahora es más difícil saber de qué lado tenés que estar. No me seduce el plan de quedarme encerrado en casa, no termino de creer que la pandemia es algo casual que pasó así porque sí, y no me seduce tampoco salir a combatir sin resguardo, sin saber además contra qué combatir. Me parece que en algún punto estamos totalmente atrapados: o simplemente tenemos que avanzar hacia la destrucción total, con un montón de muertos, o hay que fumársela. No creo que haya un cambio, ya no puede haber un cambio. Entonces hoy en pandemia el debate es ese: me quedo en casa encerrado donde teóricamente se simboliza cuidar a los demás, o salgo, hago mi música y quizás estoy ayudando a la propagación y el contagio. Yo creo que si tomamos la decisión de salir a tocar es para no estar ni en un extremo ni en el otro, es muy peligroso salir y muy peligroso quedarse, el tema es qué hacés si te quedás adentro, y qué hacés cuando salís. Y bueno, además, fíjate esta cuestión: te quedás en tu casa encerrado y ves que los futbolistas siguen, ves que la nieta de Mirtha Legrand sigue invitando gente, Marley con el apoyo de todos los gobernadores viaja en helicóptero por todas las provincias para divertirse y los bancos siguen cobrándote todo sin ningún problema.

-¿Contra qué o quién luchar entonces?

-Nadie está dispuesto a reconocer algo bueno en el enemigo, si lo hacés automáticamente generás acusaciones dentro de tu interna. En mi caso personal cuando hablo semi profundamente con alguien dos segundos, no te lo dicen en la cara pero después lo ponen en las redes. En algunos ambientes a mí me dicen que soy facho y en otros me dicen zurdito, y así, de un extremo al otro. ¿Qué pasa cuando vos coincidís en algo con alguien que no está de tu bando? Es un despelote. Si bien generalmente las ideas están en las antípodas, hay ciertos puntos que pueden acercarse o estar en común, de hecho vivimos en una sociedad en la que estamos todos adentro del Capitalismo. Entonces tenemos cosas en común, puede ser porque no te queda otra o porque alguna cosa buena puede llegar a haber en ambos lados.Uno de los triunfos del gobierno de Macri es haber destruído a la política, a tal punto que en nuestro ambiente la gente repite que “todos los políticos son lo mismo”. Nos mandaron a la B, porque de repente tenés a un compañero que está enojado por los subsidios, y eso no se puede creer. Es que el enemigo sigue siendo el mismo, el inconveniente es que hoy por hoy la gran mayoría de la gente lo ha perdido de vista, se ha camuflado nuevamente muy bien. Nosotros ya sabíamos quién era quién, pero Cristina y Néstor les sacaron la careta a todos en vivo por televisión, y eso fue lo mejor de su gobierno, mostraron quiénes eran los responsables de todo. Mientras, por supuesto, Clarín decía lo contrario. Y luego el gobierno de Macri vino a hacer lo contrario una vez más, a mezclar de nuevo, a generar otra vez esa confusión. No por nada hoy los intelectuales contra los que luchamos son El Dipy o Amalia Granata. Entonces de repente escuchás a uno decir “porque yo estoy en contra del Estado, soy anarquista”. Y entonces, ¿qué, salgo a morirme? O poné bombas o cerrá el culo. No hay un grado de inteligencia mínimo. Ahora bien, el Estado dice que no salgas, pero los que tienen los sueldos más elevados que son los que están en los medios de comunicación, la farándula, los empresarios, salen todos. Los futbolistas juegan la Copa Libertadores, no hay nada que detenga el negocio. Y a nosotros nos piden que nos quedemos en casa. La realidad es que tendríamos que salir para lo básico pero en 200 años de historia deberíamos haber sido capaces de haber generado un Estado que nos pueda ayudar en este momento. Pero olvídate, si a los dos meses de pandemia los empresarios que ganaron millones durante esos 200 años ya no podían pagar sueldos y echaron gente por todos lados, tampoco va a poder el Estado aguantarte más de tres IFE. Metieron uno cada dos meses y se fueron corriendo. La democracia es una utopía.

-Vos sos muy crítico de todo lo que sucede en el punk pero a su vez también un férreo defensor. ¿Cómo te llevás con esta cuestión?

-Por definición el punk es lo más honesto que hay, de ahí el amor eterno. Pero uno tiene que estar alerta siempre, no podés casarte con algo solo por el hecho de que sea punk. Hoy es fácil darse cuenta de quiénes son las personas que integran el colectivo, por decirlo de alguna manera. Yo sí, soy muy crítico, pero también conmigo mismo. El tema es que soy muy verborrágico y lo expulso. Si veo a las tres bandas más convocantes de nuestro país, hay dos que son de derecha. Una lo manifiestan algunos de sus integrantes en las redes sociales con comentarios que cualquiera que sigue esa banda, si lo leyera de un político saldría a matarlo, pero de repente te lo dice tu bajista y no veo mucha repercusión ni crítica a la banda. Como que a ciertos dinosaurios hay que bancarles cualquier cosa. Y después la otra banda, que son muy convocantes y lo hicieron con su música, por lo que los respeto muchísimo, pero son peligrosísimos ya que caen en el mensaje que hablábamos antes del “son todos iguales”. Muy ingenuo, muy funcional a los poderosos. Y el punk es juventud, por más que hoy la juventud escucha trap, pero los pocos que escuchan punk reciben ese mensaje totalmente errado. Pero bueno, por suerte Attaque 77 hace un buen tiempo se inscribió en el lado bueno de las cosas que hay que decir. En el ambiente más chiquitito también todo se volvió raro. Parece que el punk solo tiene que narrar aventuras que incluyan drogas y alcohol, y son pocas las bandas que van por otro lado. El amor también ha agarrado peligrosamente una preponderancia muy importante. Si bien a Explenden muchos lo encasillan en esa lista, o alguno de los que se sienten tocados por lo que digo dirían “Explenden hace cancioncitas de amor”. Y bueno, creo que ese es el problema que tenemos: la gente no escucha, no escarba. Nosotros hacemos punk porque le cantamos a las relaciones humanas, que pueden incorporar al amor, pero hay algo más profundo ahí.

-¿Esto último que contás es tal vez una de las posibles razones por las que hoy los jóvenes casi no escuchan ni punk, ni rock? ¿Hay un fuerte conservadurismo?

-No, para mí la juventud no escucha punk ni rock y se está volcando al trap porque es a donde lo lleva el sistema. Eso de que la juventud de hoy es más combativa es todo verso, para mí es peor que la nuestra, por lejos, están todos presos del teléfono celular y la música que circula por ahí es esa. El trap es la música de las publicidades, de las cortinas de los programas, toda una evolución que no se si nacerá con la cumbia o donde, pero Tinelli lo viene modelando hace años. Algunos le ponen letras más comprometidas pero no dejan de mover una música que es pura y exclusivamente del sistema. De hecho, fíjate que los pibes de acá, o los uruguayos, o los chilenos que andan en esa movida hablan como centroamericanos. Para mí no es música, hay sonidos, hay tempo, pero para mí la música es compartir, varios músicos… yo veo un solista que siempre tiene que estar lookeado, ser atractivo y con toda una parafernalia atrás que a mí me da vergüenza. Y la juventud no escucha punk porque somos parte de un todo. Y no es que no escuchan al punk por lo que el punk canta ahora, hay bandas que tienen contenido excelente, como por ejemplo Muerto en Pogo de Rosario. Pero me parece que no hay demasiada gente con ganas de pensar, o de darle una vuelta de rosca a lo que ya piensa, ya creen que se las saben todas y la fácil otra vez cuál es: “Son todos iguales, son todos iguales, dame una birra”. Y la birra te la da el mismo político que estás criticando. El patetismo no le escapa a ningún género y eso me da lástima por el punk, porque está perdiendo lo que tenía. Sin ir más lejos, en Explenden la crítica en el mensaje está un poco encriptada, pero cuando asomo un poco la cabeza de forma más directa me han tirado con todo. Me insultaron por cantar con un pañuelo verde, me criticaron por decir “30 mil compañeros desaparecidos presentes”. Está todo muy confundido, hay gente que se piensa que es punk y no lo es porque no combate un carajo, es más, no es policía porque le dio paja ir a anotarse a la academia.

Explenden editó dos nuevas canciones a fin de año, en una especie ya de ritual de compartir algo en las navidades como lo viene haciendo en los últimos tiempos. Estos temas formarán parte de un futuro disco que, en palabras del propio Moco “habla de la muerte, del apocalipsis, busca entender la muerte de otro modo, hay muchos mensajes y abrazos a conocidos nuestros, a seguidores”.

Así y todo se puede vislumbrar un poco de luz en “Nadie se muere”, pese a su lírica lúgubre en la que la crítica a la religión y a las formalidades que rodean a la muerte ganan peso. “Pero al mismo tiempo es para no bajar los brazos, darle para adelante pese a todo”. El otro tema es “Villancicos en la sobremesa”, como para seguir la tradición navideña de novedades de la banda. “Su letra tal vez es más difícil de leer, pero es el primer combate en la familia, basta de falsedades tía, si sos una delincuente”. También el estribillo denuncia la típica cuestión de los petardos que golpean a los animales y ahí Moco lanza una crítica con autocrítica incluida:“Me parece que hay que hacerse cargo de qué parte mal hace cada uno al respecto. Asumir su parte, como yo que lo asumo al comer un asado. No nos paramos arriba del escritorio a decir lo que los demás hacen mal, nosotros las asumimos, las cantamos y las decimos”.

-No hay luminosidad en las canciones entonces como uno pensaba.

-Yo tengo un problema y es que soy muy tirabomba, pero lo hago desde lo más profundo de mi corazón. Yo tiro mierda pero es porque soy sincero, no porque tenga ganas de pelear, creo que ahí está la luz de Explenden. Digo lo que pienso y es lo más honesto que puede haber, Explenden canta eso. Ser buena persona es lo más combativo que hay.

-¿Qué queda de aquel cantante que arrancaba a principios de milenio a grabar su primer disco hace veinte años?

-Para bien y para mal, creo que todavía tengo mucho de lo que tenía en ese disco. Para bien tengo las ganas y la inquietud, incluso las tengo más. Hago más canciones, tengo más ganas e ideas que antes. Para mal: los mismos defectos también crecieron, me meto en quilombos rápido, sigo enojado contra todo, si no tengo motivos para enojarme los invento porque tengo que estar enojado y si bien es un motor muy bueno para una banda de punk, muchas veces decís “¿por qué carajo hice esto?”. Y salís de un quilombo y te metés en otro. Ojo, también aprendí, y también me decepcioné. Cuando empezamos teníamos un montón de referentes, querer sonar como este, hacer lo que hace aquel, hoy por hoy la búsqueda es más personal en parte porque no hay tanto horizonte a quien mirar, porque no son muchos y los conocimos a casi todos. Hay muchos que se saben vender muy bien y mentirse muy bien; Explenden es así como se ve, quizá por eso no es un éxito rotundo en lo comercial, pero creo que nos merecemos muchísimo respeto, como se lo tengo yo. Y no paramos, seguimos generando, incluso ahora en pandemia, y sin nunca ser un negocio.

-¿Cómo se lucha contra todo el sistema que rodea a la música? ¿Se puede?

-En eso hacemos escuela, ahí sí triunfamos. Vas viendo que mucha gente le gusta trabajar con nosotros porque somos todos iguales, respetamos a todos los que laburan con nosotros. De repente gente que venía trabajando en otro lado llega a Explenden y cuando termina la noche le das unos mangos y te miran con cara de sorpresa. Ahí aprendí que eso es lo que había que hacer, respetarnos entre nosotros y a la gente que labura, y eso no se ve mucho: está lleno de rockeros que cantan contra el sistema y cuando termina el show cagan a sus propios músicos, lo vi muchas veces en persona en los propios camarines. También tratamos de apoyar a otras bandas, siempre estoy buscando la banda que me gusta para poder hacer algo, un videoclip, una nota, grabarle el disco, hacerles prensa, difundirlos, invitarlos a tocar. Me gustaría ver el espejo de eso y no hay mucho. Estoy orgulloso de que hagamos eso como banda, se puede combatir, sin dudas, y abrirle la cabeza a las nuevas generaciones. Veo en las bandas nuevas mucho de esto que tratamos de pregonar pero cuesta, porque hasta el antro más antro de todos está comandado por un garca y te van pisoteando. Hay que cambiar la mentalidad, la movida tiene que cambiar, y algo está cambiando. No vamos a cambiar el mundo pero podemos cambiar la escena o al menos el propio recital: que la entrada valga el precio que tiene que valer, un precio real, que haya condiciones dignas, que el plomo tenga que cobrar lo que deba, el que está vendiendo entradas en la puerta también. En eso, Explenden es el antisistema número uno.