Alan Sutton: «Las canciones son entidades únicas»

Alan Sutton y las criaturitas de la ansiedad adelantan “La era del Rivotril”, corte de difusión de su próximo disco que se editará en tres partes durante este año.

-«La era del Rivotril» se presenta como un reggae-rock cuya letra es una crítica a la sociedad actual. ¿Creen que hay una escapatoria a esta forma de vivir?

Si bien «La era del Rivotril» se presentó como single, forma parte de un contexto más grande, nuestro disco conceptual dividido en tres: «Hombrecito» (principio), «Con los Pies» (conflicto) y «En la Tierra» (desenlace). La canción, que es de las primeras en aparecer en el disco, plantea un escenario, una crítica, en donde las demás canciones interactúan, como actores desde distintas perspectivas. Me preguntás si hay escapatoria de esta forma de vivir y yo creo que sí. La escapatoria es constante, al igual que cualquier confinamiento. Es decir, en las ficciones o en las crónicas, fácilmente se separa al principio, al conflicto y al desenlace bajo la lupa de cualquier análisis simple, pero en la vida no es tan sencillo. En la vida los conflictos suceden al mismo tiempo que los desenlaces y los principios, todo está pasado a la vez. ¨La era del Rivotril» es un análisis concreto desde un punto de vista determinado, tal como podría haberlo analizado alguno de los actores (canciones-personaje) del disco, pero no es únicamente cierto. Justamente ahora, en pleno aislamiento social obligatorio, aquello que tanto se critica en esta canción, es también una alternativa ante la soledad, una forma de comunicarnos y de encontrarnos. Por  ende, las escapatorias y las cárceles existen de forma constante, dependen de la perspectiva. Nada tiene carga positiva ni carga negativa, es solamente aquel que observa el que tiñe en sus colores subjetivos. Siempre que criticamos algo desde la banda lo hacemos como quien es parte de aquello que se critica. Somos espejos de todos los demás, todo lo que molesta, todo lo que pica, está instalado en nosotros y lo reproducimos. Entonces, ¿cómo se podría escapar de algo que está dentro? Creo que el mensaje de «Hombrecito con los pies en la Tierra» es justamente ese: no se puede escapar, se aprende a convivir, procurando habitar con todos los matices del gris.

-¿Cuál creen que debe ser el rol del músico, si es que debe tener alguno, en este mundo? Pienso en que se puede describir la sociedad en la que vivimos o se puede ofrecer una alternativa de vida, ¿existe una tercera opción para ofrecer como músico?
-Siempre vi al arte como una respuesta al miedo de irse cual humo del cigarrillo. Tanto pánico nuestra finitud, que a través de dibujitos en cuevas, novelas y canciones fijamos nuestra existencia al piso, espejando y construyéndonos en el proceso. Una constante observación y recreación que se va apilando una sobre la otra. Es decir, yo «no soy» sin mi contexto y sin todo el arte y entretenimiento que fui consumiendo que me ha forjado de alguna manera. Cualquier cosa que yo pueda escribir, es consecuencia de un mundo vivo que yo reinterpreto con las herramientas que me ha dado mi contexto. Las canciones ya ni siquiera son prolongaciones de mi persona, son entidades únicas, les atribuyo una magnitud que seguramente nunca tendrán, pero justamente esa es la belleza de cualquier fe.  El rol de cualquier artista es la reinterpretación a través del medio que esté a su alcance: palabras, pinceles, melodías, bailes, etc. De todas formas, no creo que el arte deba tener un objetivo, justamente es por su inutilidad y poca productividad que el arte es tan maravilloso.  El patetismo humano (como la imagen más bella), de jugar a crear como dioses ante la premisa aterradora de la mortalidad. El único propósito, al menos de mi parte, es que lo que yo reinterpreto del mundo sirva a otros como espejo para volver a reinterpretar. ¿Por qué? Tal vez empatía o tal vez la eterna necesidad humana: perpetuidad, aunque sea ficticia.

-Las criaturitas de la ansiedad es el nombre de la banda. Y en estos días de confinamiento, justamente la ansiedad es de lo más difícil de sobrellevar. ¿Cómo lo afrontan ustedes? ¿cuáles son sus actividades diarias?

-En estos días intentamos hacer lo mejor posible,  como todo el mundo. Es un momento complicado y sin precedentes, por ende es difícil de analizar. El mundo, muy a nuestro pesar a veces, está en contante modificación. En este caso específico, la modificación ha sido extrema y de un momento al otro.  Está bien sentir miedo y sentir ansiedad, pero hay que intentar que no nos coma. Hay que agarrarse de todo aquello que nos haga bien, cuidarlo y esperar a que pase la tormenta. La virtud del ser humano ha sido siempre su capacidad de adaptación. En cuanto a actividades de la banda, la cuarentena nos agarró justo con todo el material ya grabado y por ende estamos lanzando de a poquito todo. Y en cuanto a mí, Alan, particularmente, intento que pasen los días de la forma más agradable posible, procurando no enloquecer si algún día no es «lo suficientemente productivo» y a la vez tratando de no quedarme todo el día tirado y no hacer nada. En fin, una delicada línea, pero se hace lo mejor que se puede con lo que se tiene.

-¿Cómo piensan que será el futuro de la escena emergente luego de que pase la pandemia? ¿Ya tienen pensado algún plan de acción para afrontar esa nueva situación?
-Creo que sería inútil especular ahora. De momento hay que dejar que leude, ver qué pasa. En principio el disco va ir saliendo a lo largo del año y lo presentaremos en vivo ni bien tengamos la chance. Entendemos que es un momento único y mundial y sería egoísta tomárselo de forma personal. Lo único seguro es que amamos lo que hacemos y continuaremos haciéndolo de alguna forma o de otra.