Mustafunk: «Cosecharás tu siembra»

Dentro de las formas actuales de promoción en el ambiente de las bandas, hay una que particularmente a la que cuesta encontrarle atractivo de fondo. Hablamos de los shows “despedida” para un disco de estudio. Suena a ser el último intento por exprimir lo exprimido, resultando finalmente en mayor o menor medida en la incorporación de ese trabajo al repertorio que lo mantendrá vigente en la historia de un artista.

Sin embargo esta crítica cómoda y de pluma ligera no le cabe al show de Mustafunk en El Teatro de Flores en la despedida del laureado disco Laboro Chamanik (2015).

Pasadas las 20:30 del estipulado comienzo, con un público que de a poco iba ocupando su lugar sorprendieron con un falso arranque de plano intimista con una versión de “Eiti Leda” de Serú Girán con Agustín Marinelli (guitarra) en teclados, Martín Pedernera (voz) y Diego Marinelli como invitado creando un lindo juego armónico entre las voces, redondeando una bella interpretación. Cual obra de teatro que cambia de escena, el telón se cerró, y a una velocidad ensayada ya con banda completa más invitados, se abrió la ventana para el agite con “Sincero” de Salpica, su primer disco y clásico ineludible. Con el lugar colmado, la marea de gente se perdía en un torbellino de sudor, baile y pogo dependiendo de la canción. “Ruidos del parlante” y “Monos” abrieron los temas de la lista del disco homenajeado.

Esta también era una noche de invitados. Sorprendió el interludio con el tenor Sebastián Suppa interpretando junto al tecladista Walter Vivares “Nessun Dorma”, llevándose una de las ovaciones de la noche.

En “Afuera”, y especialmente en “Cementerio Club”, cover de Luis Alberto Spinetta, el gran Guillermo Arrom dio una cátedra inolvidable de guitarra y por un rato se sintió fuerte el espíritu del flaco como un incienso invisible pero presente. Por su parte, el Cóndor Sbarbatti de Bersuit acompañó con su voz tanto en “Abrazo diente sueño” como en el tema homónimo al disco despedido.

Es para destacar la gran labor de los vientos que cuajaron perfecto y se destacaron en el instrumental “Fornicalton” y también colaboraron en la parte anímica como agentes agitadores del público, e incluso se animaron a tirar algunos pasos. Gabriel Fontana en los teclados, un colaborador habitual, le aporta un sonido que le da el sostén para que se destaquen los solos sin perder presencia.

Con un ojo siempre en las bandas en crecimiento fue muy celebrada la presencia de Lulo (guitarra y voz de Virtual Frizz) para una furiosa versión de “Sapo Rey” a tres violas. Ya para el tramo final arremetieron con “Turviolencia” y finalizaron la faena luego de más de dos horas y media con “Juan”.

Durante toda la noche a los protagonistas principales se los vio actuar con el aplomo de quien sabe qué hacer y cómo debe hacerse. Cumplieron un sueño y se notó en la devolución porque el público se fue extasiado y coreando por las calles.

El escritor Charles Bukowski dijo acerca del talento y la dedicación “La dedicación sin talento es inútil, porque en el arte todos creen que tienen talento y por más dedicación que tengan sin talento es imposible alcanzar ciertos objetivos. El problema es que en este ambiente muchos creen que tienen talento”. Quizás ahí radica la fórmula de Mustafunk. Logra conjugar talento, dedicación e inteligencia para rodearse de un grupo humano excelente que trabaja en una dirección.

Viendo en retrospectiva hay una secuencia envidiable desde los comienzos, pasando por el bar La Perla, Santana, Auditorio Oeste hasta todo lo previo a Laboro Chamanik, disco que les significó subir un peldaño más y los llevó a recorrer el interior y tocar en festivales, logrando multiplicar el público en capital. Por todo esto el cierre en Flores fue perfecto. Ver a los muchachos y muchacha de Paso del Rey encaminándose hacia algo que los sorprende porque su objetivo es divertirse y hacer música, emociona. Lo bueno en esta vida es que a veces hay que ignorar al cerebro y sus elucubraciones para meterse con el corazón en el pogo y disfrutar.

FOTO:  Francisco Hernán Justiniano