Bersuit Vergarabat: Se viene el estallido

En 29 años de historia pueden pasar demasiadas cosas. Pregúntenle a nuestro país que pasó de la hiperinflación al 1 a 1, la privatización, el corralito, el estallido social, los doce años del kirchnerismo y el incipiente nuevo encuentro con el neoliberalismo. Y si nos adentramos en la música, pasamos del vinilo y el casette al CD, al mp3 y a Spotify, con Cromañon destrozándolo todo y los megafestivales sponsoreados proliferando a continuación.

Bersuit Vergarabat pasó todo eso y mucho más. Y dentro de su propia historia pateó el under, gozó el éxito efímero y repentino, volvió al pozo coqueteando con la marginalidad social, se hundió y afloró gracias al ordenamiento de su creatividad incesante. Ahí llegó a lo más alto de la masividad y entonces hasta quizá se pasó de la raya y todo. Y se tomó un tiempo. Y volvió, pero sin su carismático cantante. Y acá está, con tres discos ya sin Gustavo Cordera, en una etapa de su vida totalmente diferente a las anteriores, pero no por eso menos importante. Más bien todo lo contrario.

El show en el Teatro Gran Rivadavia proponía desde el vamos otra cosa: butacas y la aparición de canciones viejas de esas que no son hiteras. Así, la banda salió a escena a regalar diferentes bloques, por decirlo de alguna manera, que caracterizan en conjunto todo lo que abarca Bersuit. Hijos del Culo (2000) saludó de la mano de temazos como “La vida boba”, “El gordo motoneta” y “Desconexión sideral”, y luego “Perro amor explota” avisó que por más butaca que se interponga, la mayoría del tiempo íbamos a tener que estar parados (como canta Cóndor Sbarbatti, por cierto).

Una votación en las redes para elegir cinco canciones tuvo como consecuencia el siguiente bloque, bien emotivo y que nos trasladó a las diferentes épocas mencionadas más arriba: “Veneno de humanidad”, “Barriletes”, “Pájaro negro” (temazo cantado por el multiinstrumentista Nano Campoliette), “Los elefantitos”, y ya en un formato acústico “Nepore’y (tu ausencia))”, la cual el cantante Dani Suárez se encargó de resaltar que casi nunca antes había sido tocada en vivo. El tecladista Juan Subirá le respondió que hace muchos años sí, pero antes de que él llegara. “Por suerte para vos no estabas”, bromeó, en un divertido diálogo acerca de aquellos locos viejos tiempos. La faceta acústica, con la que siempre coquetea la banda, se completó con “Hecho en Buenos Aires”.

El Bloque Tito es otro momento infaltable en cada jornada bersuitera. Pero esta vez llegaría con un plus emotivo gigantesco, en el que el propio guitarrista Tito Verenzuela tomaría el mando de la voz y le contaría a todos los presentes su momento personal actual, transitando una pelea que lucha hace años y que lo encuentra mucho mejor que hace un tiempo atrás. Entre lágrimas, agradeció a sus compañeros de ruta y a un público que inmediatamente empezó a corear el nombre de la joya de Bersuit.  “Fisurar” paradójicamente entró en acción, seguida del punk “Cárcel, hospital o muerte” y de la preciosa “Ades tiempo”.

De a poco empezaron a asomar canciones como “El tiempo no para”, la nueva “No vengan” (en voz del batero Carlos Martín), “Sr. Cobranza” y la premonitoria “Se viene” (¿vendrá otra vez?). La faceta política no puede faltar nunca. Fue aquella que los llevó a ser la voz rockera más firme contra el plan menemista y hoy día, tristemente, sus canciones parecen tan actuales y vigentes que se nos pone la piel de gallina. Los puntos cúlmines llegaron a través del sorpresivo cover de Attaque 77 “Setentistas”, con Subirá recordando a aquellos que dieron la vida por un ideal hace ya cinco décadas y pidiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado; minutos más tarde, Suárez bajó línea en los gritos de vendedores de diarios de “La argentinidad al palo”, ironizando con la vacía frase “no hables de política” y cerrando con un “Macri gato” antes del “Yo, argentino”. No parece que vayamos a ver mucho a la banda en festivales gubernamentales en estos años, je.

El costado pachanguero actuó a cuenta gotas y más sobre el final con “El viejo de arriba”, “Porteño de ley” y el falso cierre de “Me voy”. Recordemos las butacas y no llamemos a las fieras, así que no tuvimos mucho más de cachengue pa’ bailar. Las dos canciones, como últimamente nos acostumbra la banda, nos despiden con tranquilidad y dulzura, de la mano de las bellas “Obstinato” y “Un pacto”.

En un plan a priori más calmo, con un sonido muy de teatro (a veces para bien, a veces para mal), Bersuit mostró todas sus facetas que se encierran en una perfecta conjunción: están defendidas por grandes canciones, desde aquellas de principios de los ’90 hasta las que deambulan en La Nube Rosa de 2016. Que sin Cordera no es lo mismo, que ya les pasó la hora, que ya no son lo que eran, que están más pop, que llevan menos gente. Todas las habladurías sin sentido se terminan cuando suenan las hermosas canciones que supo regalarnos la banda en sus 29 años de historia.

 

FOTO: Nicolás Bruno (No Son Horas)