Mustafunk – Lados G (2017)

De las libertades que tienen los que escriben para algún medio alternativo o “under”, quizá la más interesante sea el poder abarcar, desarrollar y escribir sobre acontecimientos simultáneos de una banda. Esto con la arbitrariedad de no tener que responder a un interés particular más que a la curiosidad innata de quien quiere volcar algo diferente o desde otra perspectiva. Así que mientras leen esto las redes y las webs ofrecerán distintos tipos de crónicas, referencias, videos, galerías de fotos o menciones al gran show de Mustafunk en un nuevo show en Niceto estallado.

Pero no, en este caso la lupa en ABdT va hacia otro acontecimiento musical en la historia reciente de la banda. La semana pasada nos sorprendían mediante las redes sociales con la salida de un disco con temas inéditos. Lados G veía la luz.

Dentro de la mitología de la banda se presenta el dios Garza que se roba la tapa del disco y funciona como nexo involuntario. Este ser fálico con poderes dudosos teje el sinuoso camino del mundo revoltoso artístico de Mustafunk. Lugar donde habitan personajes, historias y canciones recopiladas entre ambos discos de estudio, Salpica (2013) y Laboro Chamanik (2016), más alguna precuela o bosquejos que se transformaron en canciones dejadas a un costado en lo que respecta a la edición de “discos oficiales”.

Para una banda que sin eufemismos utiliza el humor que “Pelado” sea el primer tema es toda una reivindicación a lo sano que tiene Mustafunk, esa cuestión de no tomarse muy en serio en el mejor sentido de la palabra. La canción viaja entre los riff rockeros y el rapeo característico de Martín Pedernera (voz), habla de los sueños de un sujeto de transformarse en una estrella de rock o un futbolista pero que choca con el problema de la calvicie incipiente, símbolo de cierta decadencia y patetismo.

“Sorete” es la descripción escatológica de un mal tipo. La primera estrofa es de un juego ritmico y melodico entre Agustín Marinelli (guitarra), Serafín Rodríguez (guitarra) y Agustín Pettinato (bajo). Después del estribillo seda paso a una estrofa bailable donde suma al quinteto Rodrigo Clavell en saxos y flauta traversa para hacernos mover la patita. “Disney In Ice”, que suele ser tocada en vivo, cuenta con la particularidad de ser la primera pieza instrumental del disco. Continuando en clave de funk bailable la banda entera se entrega a un riff pegadizo mechándolo luego con un descanso a través de una pequeña parte de música clásica, para después volver a subir a la secuencia original.

“Supermeen” para quienes tuvimos la fortuna de escucharlo antes cantado por el Turko Agustín Marinelli, sorprende por el reemplazo de la intro rockera por la ahora pop edulcorada. El personaje en cuestión es la reencarnación de un objeto sensual y sexual con un halo decadente. Musicalmente es una canción marcada por la cadencia entre el bajo y la guitarra, explotando en un puente más rockero. El propio Marinelli se luce con un solo de guitarra donde saca el manual de armonía y pinta de fraseos jazzeros dándole una sofisticación diferente.

Paseando por “Mares de Baba”, otro habitué en los shows en vivo, es la descripción flemosa y congestionada del sistema respiratorio que incluso puede darnos un poquito de asco en su descripción, pero que no escapa a la locura y temáticas que permiten ir, considerando este disco como una divertida compilación de fobias, humoradas y obsesiones. Al toque, “Sac Wilde” comienza con percusiones a cargo de Diego Nuñez. Martín Pedernera aquí da rienda suelta a la gama de recursos que más lo distinguen. Además de su habitual potencia rockera, agrega un rapeo dedicado al famoso guitarrista de Ozzy Osbourne con su “viola con dibujitos, circulitos y patitos” y todo esto frenado con un grito de guerra (?) marihuanero, que lejos de desconcertar nos grafica lo delirante, divertido y descontracturado de su estilo.

El primer cover del disco es “Cantares” de Joan Manuel Serrat que se podría describir como una arriesgada versión entre el respeto y lo que distingue al quinteto, pero no apta para los fans del Nano. Un par de tracks más tarde, “Bajan” de Luis Alberto llega con un condimento extra: la voz de Camila Marinelli (batería), quien demuestra que además de la nada fácil tarea de comandar los parches y la rítmica, le sobra actitud para encarnar una lírica tan compleja como la del flaco.

Al comando de un teclado bien al frente llega Gabriel Fontana, un invitado habitual. “Chopa” es una crítica urbana hacia todo tipo de discriminación. Por eso el juego de palabras invertidas podría transformar el nombre en facho, la salvedad al error gramatical se explica porque circula una infidencia existió un problema con la letra F en el teclado al tratar de subirlo a YouTube y en su reemplazo fue la P, lo más parecido que se pudo encontrar.

“Phornicarlton”, otro instrumental, ya se encara en formato más como big band. Formación que venían experimentando en algunos de sus shows. Más es mejor y en este caso hay una mezcla de los instrumentos de viento, teclados y una natural fluidez de la dupla de guitarras que son producto de una conexión única sonora. Agustín Pettinato destaca aquí por el gran solo con influencia de un tal Jaco Pastorius y podríamos aventurar que tal vez pueda empezar a ser considerado una referencia en este instrumento, a pesar de su corta edad ya tiene un potencial enorme manejo de técnicas y conocimientos rítmicos y armónicos suficientes como para ponerlo en un lugar de alta consideración. “Seguís Tumbao” explora un poco la génesis de Mustafunk cuando el comando de la voz estaba en poder del Turko Marinelli. Es un tema que podría haber sido editado tranquilamente en alguno de los dos discos, pero la democracia grupal lo ha dejado para esta ocasión.

El cierre de esta recopilación está a cargo de “Salsa” en donde Agustín y Serafín  comparten protagonismo sin divismos exaltados. Funcionan como un núcleo creador motivado por el bien hacia la canción.

En el sano ejercicio de varias escuchas podemos decir que este frankenstein unido que es Lados G gráfica algo más profundo que un disco inédito. Es una filosofía, no dogmática pero que contiene un sano instinto liberador. La valiente idea de soltar este material demuestra que el compromiso es específicamente con el arte, la música y público de Mustafunk. Quizás estas cosas no cuajen con ciertos medios masivos que aún hoy y a pesar del gran presente que tienen miran para otro lado o no le dan el lugar o respeto que se merecen. Y la respuesta está en la Garza que es también el juego de palabras que implícitamente evoca para describir ciertos vicios y cosas detestables que tiene el ambiente que rodea a la música.