Hasta siempre, Fede

Cuanto lloramos, y con mucha razón, a aquellas estrellas mundiales cuando se nos van. Los grandes medios y las grandes marcas las homenajean por doquier y nos quedan solo sus canciones, que son lo que más conocimos de ellos junto a su vida pública. Pero cuando se nos va un músico más terrenal, tan cercano a nuestro laburo del día a día, uno que la pateaba y la luchaba en paralelo a nosotros (y mucho más también), el dolor es más fuerte.

No lo van a comunicar ni el Bebe ni tampoco Pergolini, y es que no tienen por qué hacerlo. Pero los medios independientes sí debemos. Nosotros hoy recordamos su música, pero también algún asado, algún show compartido, algún otro por hacer, alguna bebida convidada y decenas de encuentros en diferentes recitales que siempre se concretaban en un saludo efusivo y en un abrazo.

La noticia golpeó fuerte en el rock emergente el pasado jueves cuando nos enteramos de la descompensación de Fede Giuliani Cella, cantante y bandoneonista de Contransporte, luego de un ensayo. La compañía, la entrega y la congoja por parte de sus amigos, colegas y compañeros de ruta fue tan gigantesca que todos nos envolvimos en un abrazo extremo para darle la fuerza necesaria y para desear su recuperación. Pero el destino ya había jugado sus cartas y el sábado la peor noticia nos sacudió.

Fede nos dejó físicamente pero su luz, como tantos se encargan de resaltar mensaje tras mensaje, está brillando ya sobre todos nosotros.  Junto a su banda Contransporte, creada en 2007, grabó dos discos (De Este Lado, 2010, y BenitoCando con Amigos, 2014), mientras que también formaba parte de La Furia de Petruza desde la grabación de su disco debut en 2013. Y luego lo podíamos ver de invitado en incontables shows, aportando su voz o su bandoneón, o si no desde el público, o repartiendo volantes de su banda, o creando, siempre creando.

Las redes sociales estallaron de dolor y el mundo del rock independiente, autogestivo, el under, ese que siempre empuja, golpea y se golpea, sufrió un dolor de esos que no cicatrizan. Pero entendió que el mejor homenaje es y será siempre la música. ¡Hasta siempre, Fede Giuliani Cella!