Macondo Children: «Una energía que transforma»

Con tan solo dos años de vida, el dúo Macondo Children llega a Buenos Aires directamente desde Venezuela para presentar su disco debut. Su sonido stoner se entremezcla con toques bien poderosos y por momentos destellos bluseros, para confluir en una novedosa propuesta con mucho de experimentación encima.

“Macondo Children en vivo es una energía que se transforma, que va generando atmósferas, así lo vemos y lo sentimos y mi mayor deseo es que esa energía brille, nos contagie, nos haga a todos los presentes un solo cuerpo. Creo que eso es lo mágico de la música, del arte en general: el poder agruparnos a sentir algo, que cada quien lo sienta a su manera pero que sintamos juntos, convivamos, agarremos las energías que traemos todos y que a través del sonido se sublimen y transformen en una súper buena onda”. Así define el baterista Chivo Machado la experiencia en vivo de la banda, se entusiasma con la visita de este sábado 15 de abril en Kirie Music Club, y confiesa que era una cuenta pendiente para él pisar estas tierras con su música.

“Siento que tengo vínculos, afinidades musicales, expresivas, puntos de vista símiles, entonces el hecho de estar acá, viviéndola y siendo participe de ella, me tiene expectante sobre la confirmación de esos vínculos, esos puntos de vista que antes existían desde mi posición externa y que ahora la situación me coloca en una posición realmente cercana al acontecer de los hechos”.

-¿Y cómo se prepara el show del sábado?

-Esperamos, deseamos, entregarles el cien por ciento de nuestra obra a las personas que se acerquen esa noche a compartir con nosotros. Nunca hemos tocado acá antes. Tenemos muchas expectativas, premoniciones, dudas, certezas, ya queremos que sea sábado y olvidar todo eso, y que la música haga su magia y nos guíe, y que todos nos brinden una fugazzeta (risas). Tenemos algunos asuntos de adicción que resolver con la fuga, si alguien sabe de algún centro de rehabilitación, le agradecemos.

-¿Cómo fue todo el proceso de producción y grabación del disco, con un método bastante diferente a lo convencional?

-Grabar este disco ha sido una experiencia vital para mí, de aplicación de mucho del aprendizaje recolectado durante estos quince años que ya tengo metido en el mundo de las bandas y el rocanrol, como también de construcción de nuevo aprendizaje. Hacer este disco fue una experiencia con grandes satisfacciones, Humberto y yo hicimos todo el trabajo juntos, en un proceso que nos llevó alrededor de un año y medio, y cuando digo todo es todo. Tocamos juntos mucho tiempo, luego separamos caminos y nos reencontramos nuevamente hace par de años y decidimos hacer un disco que no sabíamos muy bien de qué iba a ir, ni cómo se iba a llamar, ni nada por el estilo. Hacer música juntos era y es el objetivo, dado que es algo que juntos se nos da con cierta ligereza y magia. En principio reunimos todo el equipo posible, cada quien enfocado quizás en perfilar su instrumento, y así, elegí mics para mi bata, un redo, adquirimos algunos otros mics, fuimos a Caracas, porque yo estaba acá en Buenos Aires y Hum en Londres.Y allá alquilamos un espacio, cargamos todos los equipos, cableamos todo y empezamos a tocar. Con todo cableado y la computadora en una distancia en la que podíamos dar Rec con estirar la mano empezamos a crear canciones en el momento, y así en una tarde empezábamos una idea, tocábamos, estructurábamos y al caer la noche o la madrugada teníamos un tema hecho, totalmente en vivo. Siempre fue una premisa hacer el disco más honesto posible, y lo más natural posible, pasamos días probando cosas en la batería, en la caja de la guitarra, tratando de sacarle provecho a la sala que teníamos, una vieja sala abandonada en Caracas que recuperamos un poco, y fue muy divertido y nutritivo. Así, lo que la gente escucha es el resultado sincero de nuestros aciertos y errores, si es que esos conceptos tuviesen lugar, pero nos escucha a nosotros, escucha nuestros temas, y nuestra manera de retratar esos temas técnicamente.

-¿Cómo se llevan con los viajes tanto por su país como hacia el exterior como en este caso?

-Somos básicamente familia. Nuestras madres beben ron juntas y se echan los cuentos, la música nos encontró y creó lazos fuertes entre nosotros y nuestras familias. Por otro lado, con otros proyectos como Ricochetccs, en el que tocábamos juntos, ya viajamos mucho por Latinoamérica también. Del mismo modo, Hum y yo hemos servido juntos como músicos para proyectos de otros aristas, tanto para en vivo como para grabaciones, luego Hum estuvo mucho de viaje con Ambertone, banda con lo que recorrió parte de Estados Unidos, y yo estuve con Los Últimos Indocumentados, banda con la que edité un disco y también viajé por Latinoamérica. En fin, juntos hemos compartido muchos buses, aviones, carreteras, esperas de aeropuerto, hoteles penosos (risas). Nos encanta viajar con nuestra música, nos encanta llegar juntos a sitios nuevos, viajar juntos es algo en lo que ya tenemos mucha tela cortada y por cortar, y cuando estuvimos separados nos mantuvimos en la ruta y en contacto de nuestras experiencias. El viaje y la música nos encuentran, ahora acá estamos muy felices.

-¿Cómo es el circuito rockero en Venezuela?

-La escena rock venezolana tiene una muy, muy buena producción musical, históricamente, excelentes propuestas han surgido. Por momentos múltiples factores hacen que el aparato de conciertos, de difusión, se quede como corto ante la numerosa producción y creación de música. Sin embargo yo no soy de los que se queja, que si hay esto o lo otro que hace falta, que si no me dan bola aquí o allá, creo que la música siempre existe, nace, y existirá, y las bases industriales fluctúan dependiendo de las situaciones sociales, económicas, políticas, culturales, pero mientras tengamos músicos esos factores que cusan altibajos irán y vendrán.

-¿Qué bandas recomendás?

-Siempre y cuando quede claro que lo mío es una humilde opinión, basada en mi gusto y no es ni de cerca una especie de juicio de valor o pretensión de decir lo que es bueno o no, comparto de distintas épocas estas propuestas venezolanas: Laberinto, La misma Gente, Arkangel (no el reggaetonero), Dermis Tatú, Zapato 3, Cultura Tres, doña Moña, Rancho y los Elefantes Durmientes, G4rc14, La seguridad Nacional, Vytas Brenner.

-¿Qué artistas argentinos tenés como preferidos?

-A mí particularmente muchas cosas del rock argentino me llegan y me conmueven. He estado acá varios momentos de mi vida, tengo muchas amistades acá, de lo actual: Eruca Sativa, mucha pasión ahí, que buena banda; Catupecu Machu es una banda que siempre que vengo a Argentina trato de cazar un recital, la última vez los vi en el teatro Gran Rivadavia con el tour Madera Microchip; Poseidótica, y Sauron, El Mató también me gusta mucho. Luego La Renga. Por supuesto, numerosos acordes y frases de Charly están conmigo siempre, gracias a él y su música salí de un par de huecos tontos en los que estuve en la vida como todo ser humano. «No estoy atado a ningún sueño ya, las habladurías del mundo no pueden atraparnos», como muchas otras palabras y melodías de Spinetta me alimentan. Pappo, A.N.I.M.A.L, Cabezones, son referentes indudables todos en mi banda sonora junto a muchas otras más que a lo mejor no llegan a mi recién despertado cerebro en este momento.