Rock en Baradero Día 2: La cruz de sal no funcionó

Historias que hacen a una historia. Un principio, un desarrollo y un final. Es muy difícil escribir y sobre todo describir lo que sucede en un festival de tres días con más de diez shows por día, con miles de momentos, de personajes y de situaciones varias. Desde Al Borde del Tiempo, intentaremos contar desde adentro, lo que fue este Rock en Baradero 2017. Sean bienvenidos, tomen asiento y relajen. Esto fue el Día 2: La cruz de sal que no funcó.

Amanece, que no es poco. El grupo abandona el recinto de descanso y se percata que HAY FACTURAS Y MATE. Todo parecía conducir a un día de maravillas, especialmente cuando se corre el rumor de que habrían sobrado pizzas y algunas bebidas del día anterior. Con el almuerzo solucionado todo parecía estar inmejorablemente bien, hasta que la madre naturaleza se empecinó en hacerse notar. Mientras flameaban carpas y ramas por ahí, llegaba la noticia de que el día 2 del festival se demoraba y el sector del parador se suspendía por el momento. Con el tanque lleno y mucho material impermeable, el grupo se encamina hacia el segundo round del Rock en Baradero.

Platillos Voladores, banda del exbaterista de La 25 Marcio Gaete, fue la banda inaugural del segundo día en el Anfiteatro Municipal de Baradero. Luego de la tormenta, llegó la calma para que se pudiera desarrollar con ciertas precauciones y algún que otro arreglo sobre la marcha, la continuidad del festival, que contó con la participación de Rivales, banda platense que divierte al estilo Auténticos Decadentes, pero con una propuesta propia bastante interesante, El Plan de la Mariposa, surgida en Necochea con aires psicodélicos y el detalle de ser compuesta por cinco hermanos rubios e idénticos entre sí, y Cruzando el Charco, también de la ciudad de La Plata, y quizá la que más llamó la atención, con un frontman en Francisco Lago que se lo vió desenvuelto, al igual que el resto de la banda, como si tuvieran varios festivales encima. Buenas canciones, en la que se destaca “Encontrar” y “Terminales”, este último acompañado de otros adelantos de lo que será un nuevo disco de la banda. Todas las bandas aprobadas y con la promesa de seguir prestándole atención a esta renovación del espectro under.

Un refresco y el cielo que todavía aguantaba el chaparrón. El grupo se dividía entre bambalinas, buscando notas con artistas y otros acaparando provisiones para las próximas horas. El barro ya no importa tanto al pisar, y se le pierde el respeto a las suelas que ya comienzan a teñirse de marón. Cada gota que se siente esporádicamente enciende alarmas, por lo que se comienza el proceso improvisado de impermeabilizar las cámaras de fotos. Una bolsa de residuos negra, cinta, colita de pelo, o cualquier objeto afín, y la captura-momentos está a salvo. A seguir. 

El turno de Marilina Bertoldi. Con su guitarra cremita customizada por el luthier argentino JEG, que sin mucha pausa y con mucha fuerza, dejó en media hora una buena impresión a quiénes ya sentían las primeras gotas que presagiaban el chaparrón. Acompañada por dos violas, bajo y bata, la sunchalense hizo una mini prueba de sonido con un fragmento de “Sexo con modelos”, tema que da nombre al nuevo disco y arrancó con todo con “Puerto”, de su primera placa como solista. Para el final llegaron los cortes “Cosas dulces” e “Y deshacer”, para darle paso a La Perra que los parió. La banda nacida en el barrio porteño de La Boca levantó bajo la lluvia a un campo que poco a poco iba encontrando su lleno. “La Perra disco bar” con “La Rubia Tarada” de Sumo y “Los Cancheros” de Los Piojos como enganches, sumado a “La biaba”, fueron un coctel perfecto para arrancar a animar la recta final del día 2 del Rock en Baradero. “El viejo” Nahuel Amarilla dedicó “El viajero” a los seguidores que acompañan siempre y se despidió de la Jauría que fieles e incondicionales se hacen notar a cada lugar donde donde La Perra va.

Una molesta llovizna ya caía ininterrumpidamente, haciendo de las carpas y los escasos recovecos techados, lugares de privilegio, vaho y calor. La tarde se hacía de chicle y entre banda y banda, el grupo consulta mucho el machete de horarios para contar lo que resta. A esta altura el cuerpo empapado le gana a cualquier espíritu juvenil y si hubiera habido toalla, estaba más para tirarla que para secarse.

Con los últimos rayos de sol y las primeras luces enfocando desde el escenario a la gente, suena música circense y aparecen  Los Caligaris, numerosa banda de la ciudad de Córdoba que se declara insana ni bien arranca el show. “No somos muchos/no somos pocos/pero estamos todos locos”, dice la letra de “Todos Locos”,  y comienza un set de casi una hora, que no debería faltar en ningún festival de música en el planeta tierra. “Nadie es perfecto”, cuartetazo bolichero o “La Montaña”, una canción fogonera de guitarra acústica y estribillo pegadizo, son dos facetas que maneja a la perfección la banda fundada por los hermanos Martín y Diego Pampiglione.  A esta altura la lluvia era incesante, pasando de una molesta llovizna, a una cortina de agua insoportable. Así y todo, nadie se quedó sin bailar cuando suena “Asado y Fernet”, con Francisco Lago de Cruzando el Charco como invitado. “Kilómetros” y “Que corran” cerraron uno de los shows más destacados del fin de semana, dejando un público empapado por el agua que caía, pero también de felicidad con una parva de canciones para cantar, saltar y divertirse al ritmo de estos locos cordobeses.

Sin campera impermeable que aguantase la cantidad de agua, y con la noche cayendo en el Anfiteatro Municipal de Baradero, los pronósticos de un, por lo mínimo, resfrío, pagaban 10 a 1. Quedaban 5 shows por ver, con 5 bandas importantes que hacía remota la idea de abandonar. Afortunadamente, la lluvia parecía estar cediendo, y el grupo celebraba la deferencia.

“¡Dale che!”. Fue el grito característico de Santiago Aysine el que dio noticia del inicio del set de Salta La Banca. “No pierdas cuidado”, tema que da inicio a ¡Eureka!, fue el elegido para arrancar un show que se vio interrumpido unos minutos por problemas de sonido, que rápidamente fueron solucionados para levantar aún más a un público que venía encendido. Poco más de 40 minutos donde sonaron los clásicos temas que nunca faltan y donde se hizo presente nuevamente la mención del reclamo por los despidos en AGR con “Vosotros”. Los de Villa Raffo, que tendrán en el mes de marzo la fecha más importante de su historia, con grabación de DVD incluida, dejaron el escenario prendido fuego con “Bautismo” para dar paso a Estelares. Los platenses, liderados por Manuel Moretti deleitaron a un predio repleto con lo mejor que saben hacer: esas canciones que tarareaste por lo menos una vez. Arrancaron con “Aire”, mientras la lluvia y el viento volvían a ser protagonistas. “Ella dijo”, esa balada que seguramente canta tu equipo de fútbol y que en palabras de Moretti “la cantó el otro día la hinchada del Barcelona”, es ese típico tema que estés haciendo lo que sea, a la hora del estribo, no podes no sumarte. “Quién no se ha besado en Mardel” y “Es el amor” fueron las elegidas de Las Antenas, más reciente placa de los de la capital de la provincia. “Un día perfecto” y “El corazón sobre todo” fue la dupla de cierre, a puro saltito y coro. Estelares funciona de gran forma en festivales, donde en un set relativamente corto de menos de una hora, meten diez temas ultra-archi-mega hits. Canciones poperas, con aires rioplatenses y con una efectividad del 100% en movimiento de piecito.

Con la noche recontra inaugurada, el grupo se dividía entre los entusiastas que aguardaban con ansias lo que venía, y los que ya estaban hechos. En el sector de prensa, los invitados vip empezaban a circular al mismo tiempo que alguien de producción corre y retira del lugar a un rezagado Pablo Pino, que iba de nota en nota con su característica buena onda, estando a nada de salir a tocar.

Cielo Razzo en escena con la inconfundible batería de Javier Robledo y “Galope” como tema inicial. Pino agradece entre tema y tema, los cuales van saliendo uno muy pegado al otro. “Que se yo” es uno de los más agitados, y luego surge el ukulele con “Cochico”, dedicada a quienes inspiraron el tema y serían los próximos en la grilla: Las Pelotas. El final llego con un clásico y el corte del nuevo disco. “Luna” y “Ventana” para despedirse bien arriba, en un show que fue desfilando por toda la discografía de la banda rosarina.

La lluvia amainaba nuevamente, pero la aparición de la ventisca de la madrugada presentaba un nuevo desafío para el grupo. La solución estaba en adentrarse dentro de la masa para obtener algo de abrigo. Llegaban Las Pelotas y el escenario se acondicionaba para ello, aumentando aún más la expectativa de ver a una de las bandas legendarias del rock nuestro.

Llegó el momento de cambiar todo el backline. Todo el escenario es limpiado de equipos, previamente una secada, para colocar toda la artillería pelotera. La batería del cumpleañero Gustavo Jove entendió todo y se cubre de placas de acrílico. Mejora la acústica y además se cubre del chifle que ya a esta altura era importante.  Germán Daffunchio saluda a un anfiteatro repleto y anuncia la llegada de Donald Trump, el nuevo “Capitán América”. El clásico tema sorprende por su ubicación en la lista, ya que es bien más normal escucharlo por el final. Junto con “Tormenta en Júpiter” fueron las destacadas del arranque de un show esperadísimo. Como es habitual, Daffunchio va adelantando cada tema en forma de “historias”. “Realmente si supiera a donde ir” comenta al mismo tiempo que Alejandro Gomez Ferrero se haga un viaje desde el fondo hacia el borde del escenario y comience el arreglo de trompeta que todo el anfiteatro corea: “Las peló/las peló/las pelotas/vamó las peló”. Delira Baradero al ritmo pelotero con “Bombachitas rosas” y “Esperando el milagro”, pero también hay lugar para las “nuevitas”, como “Hasta el fondo del río” y “Como una estrella”. Esta última dedicada a la memoria del “Bocha” Sokol, que hubiese cumplido 57 años el pasado 30 de enero. Gabriel Dahbar se encarga de cantar los bises “Como un Buey” y “Día Feliz”, con esa extraña y casual semejanza al “Bocha”. Daffunchio parecía algo molesto con la producción que aparentemente recortaba o, impedía en todo caso, que Las Pelotas siguiera tocando. La casi hora de retraso que traía el festival por culpa de la tormenta y el show que faltaba hacían que los tiempos se acotaran, e impidieron que sonaran los clásicos de sumo con los que Las Pelotas cierran sus presentaciones regularmente. Sin embargo fue un show impecable, con una calidad de sonido sin igual, posicionando a las peló, como la banda que mejor suena en vivo de nuestro rock.

Todo concluye al fin, faltaba ahora sí nada y todo. El grupo expectante, había pasado Las Pelotas, que hubiera sido un genial cierre para la jornada, pero restaba el plato fuerte desde el uruguay.  Hablando de platos, a esta altura un chivito para acompañar tampoco hubiera estado mal. El grupo estaba mojado, con frío y sin reserva en el tanque más que alguna que otra papa frita o sándwich. Para colmo de males, los puestos de comida ya no tenían mercadería. “De alguna manera/ Fue larga la espera”

“Más Mejor” ilusionó a todo ese niño interior notevagustero de antes, un arranque perfecto para la banda que cerraba el día 2 del Rock en Baradero. Emiliano Brancciari con su Jaguar blanca corriendo por todo el escenario y el extrovertido Denis Ramos jugando con el público y señalando los compases, son los anfitriones perfectos para un show de casi 2 horas bajo la madrugada baradense. Casi 30 temas entre los que se destacan los clásicos que llegan sobre el final y dejan la impresión de que el show debería durar por lo menos media hora más, “El error” con la desopilante historia de su letra, nuevamente narrada a pedido del público y “Prendido fuego”, adelanto de lo que será lo nuevo de No Te Va Gustar. Promediando el show, el Emi se pone melancólico y comenta que el tema que seguía, fue uno de los temas que “Note” tocó en su primera vez en el festival de Baradero, varios años atrás. El “Japo” Castex y Diego Bartaburu se encargan de ponerle murga a la noche y la hermosa “Clara” sale a escena.  Como siempre, “Te voy a llevar” con el genial enganche del clásico ricotero “Todo un palo”, y el posterior “Chau muchas gracias” con la acústica en sol mayor y el inconfundible rasgueo de “No era cierto”, anunciaban el final de una jornada increíble. No Te va Gustar, es sin duda una de las bandas que se encuentran en las grandes ligas. Con un noveno disco, que se adelantó que va a grabarse en los próximos días, los argento-uruguayos siguen sumando razones y sobre todo canciones para ser considerados una de las bandas más importantes de nuestra música contemporánea.

Nada puede escapar, y el Baradero se terminaba por ese día. La vuelta fue amena y barrosa. El hambre fue suplantado por las ganas de dormir y de una ducha caliente. Mientras algunos planeaban la estrategia del no dormir, los más razonables le pusieron la tapa y apagaron la luz. El último que ponga la alarma.