Los Sedantes: El lado oscuro de la luna

De día, el ritmo de la calle San Martín al 600 es frenético. Los bocinazos, los motoqueros kamikaze, los portafolios que se chocan -vacíos o llenos de billetes de dudosa procedencia-, el hastío. De noche, los chicos y las chicas toman cerveza en la vereda del chino, conversan sobre música o cine, se ríen y se olvidan qué fue lo que los hizo reír tanto dos minutos atrás. En sólo 100 metros de microcentro se concentran todos los motivos que hacen querer y odiar Buenos Aires con la misma intensidad. Motivos para vivir acá y para no volver nunca más. Después de varios años en Puerto Rico, Mimi y Sergio eligieron la primera opción.

Entre todos los proyectos musicales que llevan adelante juntos (Mimi Maura, El Siempreterno, El fuego del amor) hay algo especial en Los Sedantes. Más allá de la belleza de las canciones simples (“Ella viaja en un tren lento / que se va de la ciudad / lleva un libro de Cortázar / y sé que me va a olvidar”) y del gran trabajo de los músicos Álvaro Sánchez (bajo), Dante Clementino (teclados) y Saúl Díaz de Vivar (guitarras), Los Sedantes es una banda sobreviviente. Es que el destino del grupo bien podría haber quedado trunco con la muerte de Horacio «Gamexane» Villafañe (Todos tus muertos, Los 7 delfines) en noviembre de 2011, al año siguiente de haber grabado el primer disco, que recién vería la luz en 2013 bajo el nombre Postmortem. De alguna manera, el “eternum sedante” está siempre presente en el espíritu de una banda que lleva su nombre “como bandera a la victoria”. Muchas veces, en el arte como en la vida, las ausencias son tan fuertes como las presencias.

El pasado viernes, Los Sedantes presentaron el EP La fe ciega en Ultra Bar. Con motivo de este lanzamiento, el show comenzó con el tema que da nombre al disco, la versión de “Heart and soul” de Joy Division registrada en el primer álbum y “En tu día más gris”. Luego llegaría “Algo quedó grabado”, otra de las canciones nuevas, compuesta por el bajista Álvaro Sánchez y dedicada al guitarrista original de la banda. Antes de tocarla, Rotman le dedicó unas palabras a Gamexane que despertaron risas entre el público: “Un tipo con potencial de dar felicidad y se obstinaba en dar depresión y mala onda”. Entre los temas propios de la banda, “Pequeña iglesia” y “Tren lento” se destacaron especialmente.

Como acostumbra Rotman, las versiones de otros artistas tampoco faltaron en el show del viernes. Pero esta vez, todas tuvieron algo en común: sólo eligieron canciones que hablaran de la luna. La primera fue “Walkin’ after midnight” de Patsy Cline, interpretada por Mimi con gracia y talento en proporciones iguales; seguida de “Harvest moon” de Neil Young y “The killing moon” de Echo & the Bunnymen (“La mejor canción escrita sobre la luna”, en palabras de Sergio).

Para el final, uno de esos momentos que quedan en la memoria sensorial de quien los comparte: “Descansaré”, probablemente la mejor canción que hayan grabado Los Sedantes hasta el día de hoy, y una versión extendida de “La gota en el ojo” de Sumo. La pareja atraviesa las mesas y se pierde entre el público, mientras los músicos siguen zapando para devolvernos, hipnotizados, a la San Martín de los buenos.

 

FOTO: Antonella Malachite.