Esencia Vudú: Ilusiones

El camino de una banda está signado por etapas, las cuales pueden estar representadas por discos, cambios de formaciones o cuestiones que alteran la vida estable de un proceso autogestionado. En el caso de Esencia Vudú se puede vislumbrar que el hecho de mantener una estabilidad sea una de las causas para que Reflejos (2016) sea un disco prolijamente rockero, cuidado, producido y finamente arreglado.

En una entrevista previa Christian Alliana (Bajo y coros) nos anticipaba: “Lo que tienen los discos es que es muy difícil de reproducirlos tal cual fueron grabados. Por lo tanto estamos tratando de ejercitar la creatividad para sonar lo más fieles posibles. Y en el Roxy va a haber temas que no tocamos nunca en vivo y estamos expectantes de ver la reacción que causa en el público”.

Luego de un breve set acústico amenizando la previa de Juan Rosasco (quien también colaboró de invitado sumando guitarras acústicas en varios pasajes de la noche), comenzaba a sonar la intro melódica de “Más allá”, rota por las violas de Pablo Rivero (Voz, Guitarra, Teclados y Coros) y Preii Ávalo (Guitarra y Coros). De entrada se marcó entonces que el rock and roll es el pulso, termómetro y base en la que se sienten más cómodos. El show ya era una realidad ante un Roxy repleto a pesar de la jugada arriesgada de hacer una fecha un jueves y en soledad.

Hubo lugar para temas de su disco debut Umbral (2013) para deleite del nutrido grupo de fanáticos que la banda ya tiene como fijo y fieles seguidores. Cabe destacar la potencia de “Stress”, primer corte del disco, y la riffera “Así Es La Suerte” que dio paso a la introspección de “Invierno”.

El momento más íntimo y hermoso de la noche nos encontró cuando el cuarteto de cuerdas de La Orquesta Del Alma se hizo presente en el escenario para acompañar una calcada versión de “Ilusiones”, con Pablo Rivero al comando de los teclados que combinaron y crearon un clima bello que partió a la mitad el show.

La segunda parte empezó con “Madurez” del primer disco, en consonancia a los temas más oscuros. En el sprint final de canciones sobresalieron “Si Pudiera Hablar Con Dios” y “No Sirve Odiar”, esta última sostenida perfectamente por la sección rítmica formada por la dupla de Christian Alliana y el baterista Rafael Bianchi. Lo más pirotécnico fue el final con “Enciende La Mecha” que culminó con una zapada y juego de contestación entre guitarras, dándole un final blusero clásico a la noche.

La brecha de tiempo entre que se gesta un disco, se graba, mezcla, edita y demás, a los músicos suele resultarle densa y hay una necesidad primaria de salir de la sala de ensayo para explorar la reacción y recepción. Es un trabajo que suele hacerse de a capas, el show en directo tiene una acción primitiva donde la tracción a sangre es el principal motor. Conscientes de esto, Esencia tuvo un show en perfecto equilibrio con un formato y el otro. Y este es el inicio ascendente para una realidad que ya no vive solo de ilusiones.

 

FOTOS: Lucía Belén Capón.

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