Científicos del Palo: «Aprendimos a no esperar nada»

Luego de la presentación del año pasado de El Maravilloso Mundio Animal (EMMA), con los shows de Teatro Vorterix de Buenos Aires y GAP de Mar del Plata como los más resonantes, Científicos del Palo comienza el año porteño en La Trastienda este jueves 21 de abril. «Sigue siendo un disco nuevo, por lo que EMMA va a ocupar un espacio importante del show, aunque van a volver temas de La Histeria Argentina, e incluso temas de ese disco que no tocamos nunca», adelanta el cantante y guitarrista Pepo San Martín, quien se apronta a una linda charla que viajará por la historia (y la histeria), el presente y la particular relación creada con el público.

 

La histeria después de la histeria

-No es casual que vuelvan temas de La Histeria Argentina en la actualidad…

-Me enorgullece mucho la madurez de los perdedores que nos vienen a ver, como ven, relacionan y saben que este periodo es parecido a tal. Ojo, no es mérito nuestro, son pibes lúcidos. Pero es así, la historia se repite y por eso hicimos ese disco, era demostrar que no fue que ahora había dos modelos de cosas, sino que las dos cosas estuvieron siempre. Y queríamos darle un análisis de como pasó todo, obviamente desde una visión parcial que es la nuestra y que siempre dijimos cual.

-Y aparecieron críticas también.

-Creo que pasó de todo. Hicimos un disco con la historia del país, muy parcial, y sin embargo fue un disco que nos sacó de un anonimato violento. Nos incendiamos y todo pero es inevitable, estábamos convencidos. Terminó siendo infinitamente más positivo, no hubo gran cantidad de gente que diga «no los escucho más». Tampoco teníamos una gran cantidad de público, no es que arriesgamos un capital de 250 mil tipos. Nadie nos presionaba. Sí vimos que nadie se animaba a sacar el disco, primero porque no era una banda que a priori sea un negocio, pero además los sellos no se animaban porque era como peligroso.

-Igual, para un lado u otro, pegar iba a pegar. Seguro iba a dar que hablar.

-Sí, y de hecho vendimos una cantidad de discos respetable para lo que es la actualidad discográfica.

-¿Cómo llegaste a decidir que querías crear este álbum?

-Fue azaroso. Hice una letra que remitía al 17 de octubre, pero porque veía que representaba algo, la gente ahí, caminando. Se la mostré a mi viejo y le gustó. Y dije «ya fue, voy a contar todo». Lo que pasa es que de eso sabía bastante, tenía data y había leído, pero para el resto tuve que ponerme a estudiar historia.

-¿Leíste mucho?

-Debo asumir que pecaba de una ignorancia elevada. Sabía nombres de próceres, pero no sabía bien todo lo que había hecho o de quien era contemporáneo. O retenés datos inservibles. Por ejemplo, Belgrano fue un personaje muy rico y se lo conoce por la bandera, pero no es un rockstar de los próceres, o incluso Güemes también. O que en la escuela nunca se nos dijo que en 1955 la Armada Argentina bombardeó en la plaza y mató civiles.

-Eso me pasó mucho en la facultad o con lo que yo empezaba a leer a esa edad, y me daba una especie de bronca que no me hayan contado tantas cosas.

-Nadie te decía en la secundaria «este libro lo escribió Mitre», por ejemplo. Ahí todo hubiera sido más claro, saber de donde venía lo que se leía. Creo que si algo quedó absolutamente evidenciado gracias al gobierno anterior, aunque no te haya gustado lo que hicieron, es el hecho de saber desde donde se dice todo. Lo que pasa es que el poder económico tiene todos los medios y te terminan convenciendo de cosas o negando el acceso a otras. Por eso ahora duele ver como vuelve la apolítica, que es una absoluta mentira el «a mi no me interesa la política pero basta de negros», porque ya está opinando, ¿no? Ahora está blanqueado desde donde opina cada uno y eso es mucho más sano, porque ahora podés ver que tal dice esto y tiene tales intereses. Yo leo mucho al «enemigo» porque me interesa saber que dicen de ellos mismos y de uno, porque si no te falta un pedazo de la información.

-Y La Histeria Argentina llega incluso a los profesores de historia.

-Me da vergüenza y nunca fomenté que se lea solo nuestra versión, porque sería lo mismo pero al revés. Pero me han escrito muchos profesores y hasta de la UBA, es increíble. Pero estaría bueno que si lo usan digan que esto lo hicieron pibes que son peronistas y con una visión popular. Lo que no hicieron conmigo básicamente, conmigo fueron desleales.

 

El maravilloso mundo de Pepo

Asomaba allá por 2007 «Until the victory, Chango», y la insinuación se materializaba tres años después con el disco Gorilophenia, para llegar al límite con La Histeria. El envión contestatario y popular con letras exteriorizadas y repletas de ideología, necesitaba tal vez un respiro, un poco de abstracción y de mirar hacia adentro. EMMA llega con la frescura de ser un disco dedicado a una hija pero al mismo tiempo conllevando cierta densidad y oscuridad. «Era necesario que no te den por hecho, que no sepan lo que vas a hacer».

-¿Eso les pasa a varios niveles?

-Nosotros tenemos la suerte y desventaja que sabemos con el caudal de público que contamos, y generalmente piensan que saben lo que quieren pero cuando sucede no lo quieren. «Eh, puto, toquen en lugares mejores», y después «No, es muy caro ahora», y si volvés a un lugar más choto «putos, bajaron». Entonces basta de opinar por favor (risas) y que las cosas sucedan. Yo trato de molestar y molestar, pero no una cosa del Pomelo, si no de decir hagamos otra cosa, y ahora lo nuevo que hagamos va a generar otros dilemas.

-Y entonces llega EMMA.

-Las bandas que más me gustan no son muy rockeras, pero tienen atmósferas, climas, y generalmente son bandas que tienen sintetizadores y nosotros no tenemos. Pero quería temas como «Tratar de tratar». y que se aborde más esa parte densa. Ahora que pasó un año lo veo así, pero antes yo pensaba que era más bailable, me sorprendía que todos decían «che, es medio bajón» y yo decía no sé que escuchan estos, están locos. Y ahora cuando los tocamos veo que tenían razón, hay densidad, no hay mucha felicidad. Si bien es un disco para mi hija y tiene momentos románticos, también es muy espeso, evidentemente el subconsciente traicionó. Traés un disco al mundo y después encendés el televisor y se complica. Yo por eso ahora trato de disfrutar, salgo y veo que el día está bueno y me digo «estar vivo es excelente». Salir en bici con mi hijo por Mar del Plata y pensar lo bueno que es tener la suerte de vivir eso. Pero bueno, está el peligro latente de que todo pueda ser una mierda en cualquier momento.

-Ya en «El dormijito» de hace casi diez años se insinúa eso («espero que lo que sueñas sea mejor que lo que ves»).

-Exacto, y creo que quedó bien esa atmósfera de densidad hermosa. se forma una energía increíble, hace dos años que ni lo canto. Y ver a 200 tipos cantando lo mismo arman quilombo muy lindo y emotivo, no te terminás de acostumbrar nunca. Por eso también está bueno lo que dice otro tema: «Cuando ves lo que has avanzado, ¿pa´que mirar lo que avanzó el de al lado?» («No hay capitán si no hay marino»), uno sufre sobre todo en esta actividad cuando decís «che, estos están llenando un Niceto todos los meses y nosotros no», pero te das cuenta de que es una trampa del cerebro, porque qué sabés lo que hay detrás de la otra banda, y además tenés que hacerte cargo de lo tuyo, si no te desviás de lo que te está pasando. Hemos pasado por varios Marquee semi vacíos sonando todo como el orto, y ahora es todo felicidad.

 

Aquellos tiempos de indigencia y estos tiempos de distancia

-Sos de reconocer públicamente y agradecer la actualidad de la banda sin olvidar los viejos tiempos.

-Sí. También le debemos la vida a otras bandas que nos enseñaron, vimos como laburaban, y nos dimos cuenta de que era una boludez y un suicidio venir con una sola guitarra, escabiados. Empezamos a ver que necesitábamos un pibe que afine, uno que haga luces, visuales, sonidista, y la verdad que la gente cuando vio que era serio empezó a venir. Estaban buenísimos esos shows igual, los recuerdo con cariño.

-También es parte del crecimiento y tal vez de no tener en ese momento la plata para pagar a todo un staff.

-Sí, pero aparte de la guita nosotros no la veíamos, no teníamos la visión de que había que hacer eso. Uno aprende las cosas cuando le tocan, y por suerte empezamos a encontrar pibes que hasta el día de hoy laburan con nosotros y cobran, y en su momento a veces no, era un «banquen un poquito». Tuvimos suerte, igual con los discos, los primeros tres son muy naif desde la producción, y cuando conocimos un estudio nuevo nos volvimos locos, ¡grabemos nueve panderetas! (risas). Y eso también se ve en el resultado. Igual es increíble como la justicia divina acomoda todo y los temas del primer disco la gente los toma como los más emotivos y se ajustician. Puede verse la canción más allá de todo. Entonces dicen «es verdad, suena como el ojete pero a mi me emociona».

-¿Cómo está hoy Científicos Del Palo?

-Por suerte es el mejor momento, puede parecer una obviedad pero es así. Estamos ensayando mucho, trabajando en una pre producción de canciones nuevas con tiempo como nunca antes hicimos. Envejecés pero cada vez tenés más ganas. Es raro, ahora nos vinimos una semana a Capital y cuando me fui y vi a mi hija medio lloriqueando dije «la concha de la lora», pero después venís acá y está bien. A veces la mezquindad y la ansiedad de uno hace de querer que todo se logre ya, pero aprendimos a no esperar nada.

-Viajan mucho por el interior y se ven lindas respuestas del público.

-Hemos ido a Chaco, entrar a un bar y encontrar a unos pibes que nos ven y nos miran como diciendo «sí, son ustedes». Y uno ve que el pibe se toma un bondi y sabe todo, te preguntan cosas y es genial. La otra vez hicimos por primera vez lo de invitar gente a la
prueba de sonido y van, y después te preguntan por algún pedal, y está muy bien. Yo igual bajé y les dije «ustedes son unos tarados, vienen a ver una prueba de sonido aburridísima», pero lo tomo en serio y decís vamos a tocar bien porque estos tipos están ahí.

 

Ante todo buenas tardes, ¡putos!

-¿Cuál es el límite de esa particular relación que tiene la banda con el público tanto en el show como en las redes sociales?

-Creo poder detectar siempre la falta de respeto a pesar de que sean todos insultos (risas). Yo sé que lo esperable es que me puteen, pero cuando en la puteada hay un consejo o una orden ya no me gusta. No puedo recibir una orden, cuando mi mujer me dice que saque la basura le digo «la concha de tu madre, ¿qué me decís?» (más risas), pero es algo que nací así. Eso no me gusta, una sugerencia respetuosa acepto, pero cuando veo que el otro me quiere llevar a lo que él haría por mi, ya no me va. Si vos me venís a ver a mi, ¿cómo sabés que lo que vos querés que yo haga para vos es lo que yo quiero hacer? Vos dejame a mí hacerlo y vas a ver que te va a simpatizar, y si no te gusta ya no hay chance, porque si hiciera lo que cada uno quiere sería un embole el show. Por eso yo detecto enseguida y trato de hacérselos saber. A veces algunos escriben «los fui a ver, buenísima la banda, pero déjense de joder, suena como el orto ese lugar». Hay un milímetro entre pedirlo bien y reducir todo a que el sonidista es un tarado. Y aparte hay tantos factores en el show: ¿qué es sonar mal? A ver, qué querías, que el bajo suene más grave, o según donde te pongas cambia el sonido. Y después a veces, muy pocas veces, hay denigraciones un tanto exageradas, que no tienen que ver con nada, son solo por el hecho de herir, y el código no es herir, es llevar al llano de que todos somos iguales. Porque si vos después le escribís al Indio Solari no le escribís lo mismo que a mi. Si yo te doy la chance de ser vulnerable no te sobrepases. Pero es muy divertido y son la mayoría muy responsables. Y lo mejor es que son muy lúcidos, estoy muy orgulloso de eso.

 

FOTO: Lucía Belén Capón.

 

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