Eruca Sativa: Konex HD

-¿Se hace?
-No. Llueve.
-Pero hasta el mediodía nomás.
-Hay que esperar entonces.
-Esta re fulero el cielo pero no llueve más.
-Para mí que se hace.
-Para mí que también.
-Sí, se hace.

Y se hizo. El mal tiempo cesó temprano, haciendo lo posible para que el trío cordobés pueda revivir esas dos increíbles noches, que entre las butacas y formalidades del teatro Ópera, allá por agosto del 14, dieron vida y material para el primer DVD de los Eruca.

Esta vez Huellas Digitales fue presentado en el Centro Cultural Konex, un reducto que le aporta frescura a la escena porteña, con buen escenario, una considerable capacidad y la magia del aire libre, fundamentalmente.

Si hablamos del escenario del Konex, poco tiene de comparación con el inmenso espacio con el que cuenta el Teatro Ópera, pero no hubo problemas para acomodar al tremendo despliegue escénico del show que, si bien algo reducido con respecto a la presentación original, contó además del trío Martín-Pedernera-Bertoldi, con la orquesta de violín, viola, cello y dos saxos, arreglada y dirigida por Nicolás Sorín. Este último acompañó con los teclados y sintetizadores, y junto a Nicolás Vélez en percusiones y guitarras acústicas, completaron el plantel que salió a la cancha la pasada tarde/noche de sábado.

Durante las dos horas que duró la presentación, el trío repasó las excelentes versiones que compusieron el disco en vivo, donde cada instrumento, cada arreglo tiene su motivo y función. Desde el inicio, con “Mi canción” del álbum ES, donde los tres arrancan sentados al frente del escenario con guitarras acústicas, a excepción de Lula con su tres cubano, la facilidad para variar los climas con las distintas formas y elecciones de instrumento, conducen una noche que va desde lo acústico literal, se entremezcla entre lo eléctrico y acústico por momentos, y termina a toda máquina, ya cada uno en su instrumento habitual y acompañados por la ya mencionada orquesta.

En “Para nadie” Gabriel Pedernera se luce como guitarrista en una versión a tres guitarras muy cruzadas, donde cuesta reconocer a cada uno de los intérpretes y que finaliza con un coro a tres voces. Con “Desátalo” se produce el primer “enchufado” de Lula Bertoldi que mete las primeras violas eléctricas, mientras que en el siguiente “Mi Apuesta”, Brenda Martin es quien se calza el bajo por primera vez en la noche y se luce con una línea casi de guitarra líder acompañando a la acústica de Lula.

Casi como un separador entre los “dos shows” que componen Huellas Digitales, irrumpe la inédita y folclórica “Camino”, con una Bertoldi despojada de instrumento y enfocada únicamente en el decir. De ahí en adelante, todo fue más eléctrico y poderoso, destacándose la participación de Juan Pablo Rufino, un bajista increíble que le aportó todo su virtuosismo a la conmovedora “Amor Ausente” con su bajo fretless, y una versión funky/disco de “Magoo”, donde el conjunto de banda más orquesta encuentra su climax, así como también la gran cantidad de espectadores que se animaron a sacudir el esqueleto bajo las estrellas del abasto.

“El Balcón”, corte del CD/DVD cerraba la noche bien arriba, y hasta hubo tiempo para un bis donde sonó “Nada Salvaje”, lo nuevo que los Eruca presentaron en el gran show del estadio Luna Park.

En el fondo, recorriendo todo el pasillo, una histriónica bailarina parecida a la artista plástica Marta Minujín, concluía sus danzas cuasi tribales con los últimos acordes. Pasados unos minutos, se perdía entre la masa que andaba hacia la salida desagotando el centro cultural a pedido de los de Prevención. Huellas Digitales tuvo su partido de vuelta. Ganó, gustó y goleó.

Usted lo definió inequívocamente, señor Ortuño. Usted, Wagner o los dos, qué se yo. Lo cierto es que en el Konex hubo una segunda oportunidad para vivir desde adentro esa obra de arte total, esa Gesamtkunstwerk.

 

FOTOS: Daniela Milana.