Diez motivos para ver la película del Indio

1. La posibilidad única de ver y escuchar un registro de dos shows del Indio Solari (incluye etapa Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y carrera solista) con imágenes en alta definición y un sonido impresionante, mezclado en los estudios Abbey Road.

2. Los primeros planos del Indio, de su forma de bailar y de moverse en el escenario, la sonrisa inocultable escuchando a Baltasar Comotto en la guitarra o a Martín Carrizo en batería. La actitud de los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, disfrutando y cantando a la par del público ricotero, prendidos fuego con las llamaradas que cada canción provoca abajo del escenario.

3. Ver el show desde el lugar del músico. Los torsos desnudos, desprovistos de ropa, de prejuicios, de género y de todo. Las banderas en tu corazón. El pogo más grande del mundo. La entrega de los cuerpos.

4. Disfrutar los momentos instrumentales de una súper-banda que en los recitales se pierden por (marque la opción deseada): no derramar la cerveza o el Fernet mientras se pasa de mano en mano, no hundirse en el barro, deliberar si se mira la pantalla más cercana o el escenario, o en mi caso personal, la distancia considerable que siempre separa mi cuerpo de los músicos.

5. Escuchar “Un poco de amor francés” con otra atención y repasar lo maravillosa que es esa letra que muchos nos olvidamos por la repetición, esa que casi siempre nos provoca el efecto contrario. Recuperar esa canción, la más popular del grupo más popular de la Argentina, garantiza unos minutos de felicidad que merecen ser inmortalizados.

6. Que la lista de temas incluye “Fusilados por la cruz roja”. Que nos encanta a todos. Que nunca pierde vigencia porque casi un cuarto de siglo después lo que la televisión y las revistas entienden por “la cultura” sigue siendo esa cosa anticuada y grasa.

7. El mensaje del Indio antes de cantar “Pabellón séptimo” en el que intenta mantener a su público lo más alejado de las cárceles que sea posible. Como si hablara en una lengua especial, sabe que muchos de sus seguidores lo escuchan más que a sus propias familias. Oficia de cura dando la palabra en su propia misa.

8. Reconocer en el Indio al verdadero “ángel de la soledad y de la desolación” y el inevitable nudo en la garganta con las imágenes proyectadas durante esa canción.

9. Los 110 minutos de paisajes tan reconocibles para quienes solemos estar ahí, tan auténticos y sin embargo también tan cinematográficos, tan para la pantalla grande. Para todos los presentes, el Indio también forma parte de la película de sus vidas.

10. Tomarse las cosas con calma. Hay mucha chispa aún en su cerebro loco.