La Vela Puerca: Érase un Luna Park

Un velador adorna el lugar. La cálida luz que dispara sólo alcanza para dibujar contornos y sombras en el amplio espacio que lo rodea. Fue cuando sucedió. Aquel que pudo verlo, solamente se limitó a sonreír. Alguno que otro aplaudió, en un signo de clara satisfacción. El velador se apagó, pero no se acabó el resplandor de aquella noche.

Érase un fin de semana frío del mes de Junio. Ocho personas arriba de un escenario y ocho mil más a su alrededor, inventaron un cuento jamás antes contado por estos lares. La Vela Puerca presentó su nuevo trabajo discográfico y llenó de luz  el icónico estadio Luna Park en dos noches a sala llena.

Los montevideanos aparecieron cuando las 22 horas del día viernes 12 de junio se hacían ver desde el reloj del estadio. Respetando la historia a contar, el de un nuevo y característico disco, donde las canciones se agrupan en capítulos que narran la historia de Érase…, la noche se inició con el primer bloque de 5 temas de la flamante placa. “La calle adicción”, “El soldado de plomo”, “El primero” y “Buenas mascotas” presentadas por el primer interludio musical “Chamán”. Luego, interpelados por clásicos y no tan clásicos, sonarían los restantes dos bloques o capítulos, “Araucaria” y “El agua”, haciendo estreno a la totalidad del nuevo disco.

Introducción, nudo y desenlace. Se representa a rajatabla la estructura argumental donde lo nuevo de la vela encuentra su sello distintivo. Mucho más introspectivo que los trabajos anteriores desde la lírica, pero manteniendo el crecimiento sonoro que la banda fue logrando en sus últimos trabajos de estudio El impulso (2007) y Piel y Hueso (2011).

La combinación perfecta para el show se logró convidando entre bloque y bloque de lo nuevo con los clásicos “De atar” y “Haciéndose pasar por luz” de A Contraluz (2004), “Rebuscado” y “El profeta” de De bichos y flores (2001), y los himnos veleros “Mi Semilla” y “Vuelan palos” del debut Deskarado (1998/1999). Para destacar fue la gran versión con matices folk y country de “Contradecir”, donde se pudo lucir a pleno el nivel de armonía que logró la banda con casi 20 años de andadas, aunque siempre respetando la polenta rockera en un final a puro agite. Una canción que sonó con guitarras acústicas y se vivió en un pogo eléctrico.

A las voces de los Sebastianes Teysera y Cebreiro se le sumaron las colaboraciones de invitados directo del paisito: Ernesto Tabárez (de Eté & Los Problems), Juan Casanova (Los Traidores) y Gabriel Peluffo (Buitres)

“Quiero que sepas que hoy esta Troya va a arder” anunciaba el Enano con “Sin Avisar”, y para demostrar se despacharon con “Por la ciudad”, donde literalmente tembló el Luna Park. Un acorde en las guitarras de Santi Butler y Rafa Di Bello durante 3 minutos, los caños generando el quilombo de Ale Piccone en trompeta y “Coli” Quijano en saxo, y la base folclórica de José “Pepe” Canedo y Nicolás “El mandril” Lieutier, en batería y bajos respectivamente, para mostrar que no hace falta mucho más para llegar al hueso y que a veces menos, es mucho más.

Como en todo cuento tradicional, su final llega inexorablemente. Pero se evidencia que no será definitivo este desenlace, se anuncia un tercer Luna para el 10/7. Y se van, casi sin querer, dejando a todos los presentes llenos de vida y “Llenos de Magia”.

 

FOTOS: Daniela Milana.

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