Stuka: Solo una agresión sin mala intención

¿Cuántas cosas habrán pasado desde aquel último encuentro? ¿Cuántas habrán cambiado? ¿Cuánto nos hemos modificado en cuerpo y alma? Así y todo se necesitaba que suceda como la primera vez. Tan perfectamente desperfecto como antes, pero la atracción no se explica, se siente. Toda la vida vamos a estar en la búsqueda de aquella hermosa primera vez.

Se disfruta cuando, ésta de hoy, se asemeja a la de ayer, aunque sea un poquito. Y para los que vivieron la primera vez, claro que hubo cambios. Internet por el teléfono móvil personal te alerta de la existencia de este concierto. Explicarle esta situación al otro yo, adolescente enojado con el mundo que hurgaba en los avisos del suplemento positivo del gran diario argentino (así lo llamaban antes, no le decían monopolio manipulador desestabilizador, aunque ya lo eran largamente), y del suple negativo del diario con número pseudo rebelde (así era identificado antes, cuando no era una arrastrada vocera oficial del Estado gobernante), sería una tarea titánica que no tiene lugar en estas líneas.

Pero ya que  hablamos de diarios mentirosos, vamos a contar que Los Mentirosos tienen varias cosas como para representar la actualidad del género que inauguraran en nuestro país el artista principal de la noche y varios más. Aunque estructuralmente sus músicas no representan gran novedad, le dan una vuelta de tuerca refrescante, y al menos llamativa, a otras cuestiones. La presencia en escena se aleja de la cosa noventosa de subirse a tocar luciendo como cuando vamo’ al fulbito con los amigos y si a eso le sumamos un integrante tocando un bombo legüero, la cosa se presta para ir sumando litros de malta industrializada en el cuerpo, sin hastiarse con el acto soporte. Y un detalle más a destacar de lo que se puede percibir sin estar empapado del material de Los mentirosos: las letras tienen tics interesantes, como la estrofa que se te queda grabada de “alcohólico, apostólico y romántico”.

Humedad, febrero, cumpleaños del convocante, horario tardío como antes. Sí, como antes. Como cuando el Abasto era una zona de cuidado, sin shopping (ya ni los llaman centros comerciales), sin torres con pileta y plaza privada. Sin carnicería transformada en enorme supermercado.  Como cuando por esas calles había ratas, de las de verdad. Es entonces, a esa hora nunca establecida, pero acordada de antemano para que la noche sea una fiesta, que se muestra en escena el guitarrista de Los Violadores.

Ese viejo zorro del negocio sabe cómo llamar la atención pegando un titular conflictivo  en los medios en la semana previa. Es el autor de innumerables canciones paradigmáticas de nuestro verdadero Rock argentino. Ese que luce como aquella primera vez. Ese que nos miente diciendo que es un homenaje a uno de los mejores discos de la historia como Y ahora que pasa, eh?, y repasa sus obras en forma más bien pareja. Ese señor que tiene la ventaja de tenernos regalados de antemano, apela a gran parte de su arsenal. Dispara “Aburrido Divertido”, “Solo una Agresión”, “Revolución Inter”, “Nada Ni Nadie” o “Cambio Violento”. Se toma licencias para interpretar composiciones post época épica y nos invita a buscar una ronda más de brindis.

Chabacanea a su viejo estilo, acompañado por señoritas ligeras de ropa bailando en escena, y cuando parece que solo quedan balas de fogueo, invita a un viejo compañero de ruta. Con Gramátika a las baquetas lanzan “Moral y buenas costumbres” sobre la apretujada masa sudorosa. En el marco de la desprolijidad nostálgica que se sucedía en el escenario, se asomó Marcelo Pocavida (otro legendario legionario) para acompañarlos. Y la fiesta de cumple de Gustavo seguirá un rato más para cerrar con el obvio, pero siempre bienvenido, “Uno, Dos, Ultraviolento”. Es la canción que les dio masividad inesperada, porque nunca nadie se puso a escuchar la letra en su momento. Vale preguntarse, desde aquella primera vez, que hubiese sido de este tema si la letra fuese explícita. ¿La hubiesen usado los disk jockeys (así se les llamaban a los DJ’s, antes que Argentina se pusiese más fashion con ciertos términos) para animar cumpleaños y fiestas de 15?

Toda esta noche fue, lo que siempre fue, solo una agresión, sin mala intención, como la primera vez.

 

TEXTO: Jota Pé.