Científicos del Palo: La historia escrita por perdedores

Lejos, muy lejos del “cada día te quiero más”, “es un sentimiento” o “todo el año es carnaval”, los cantos del público en la previa del show viajan entre el “hijo de puta, hijo de puta” y “Popete se la come”. Una chica exaltadísima no para de gritar “viva Perón”, varios músicos se acomodan tímidamente en la parte de atrás del campo de Niceto, y muchos llegan tarde debido a la complicada noche climática del sábado. El telón se abre y la intro loopeada le da lugar al conteo de Sebastián Quintanilla (batería) para dar comienzo a “Las dos mitades”, adelanto del nuevo trabajo discográfico. Bienvenidos, una vez más, a El Maravilloso Mundo de Científicos del Palo.

“Que los changuitos aprendan de chicos que a este país lo han hundido los ricos”, canta Pepo San Martín (voz y guitarra), y no es casualidad entonces que pocos minutos después se acerque Juan Manuel de Rosas sacando pecho mientras lo proclaman como El Restaurador. A su término, poguea “Civilización o barbarie” junto a todo Niceto, excepto Domingo Faustino Sarmiento, quien taciturno, observa contrariado desde la barra y se encoje de hombros al escuchar “El maestro no quiere educar, por sajones nos quieren cambiar”.

La historia va y vuelve. Afuera llueve un poco pero adentro llueve más. El día no acompañó, pero eso no impidió que la gente llegue a destino. Tal vez como aquel 25 de mayo de 1810, “en la plaza Mayor (y en Niceto) son como seiscientos”. Y entre tantos documentos históricos, los pequeños grandes momentos son los más importantes. “El dormijito” es una de las más hermosas manifestaciones de amor de un padre a un hijo que ha brindado el rock argentino, y Pepo y Popete Andere (bajo) se sientan al pie del escenario y ruegan junto a las voces del público: “espero que lo que sueñes sea mejor de lo que ves, que seas feliz ahora que no sabés que ser libre se hace muy caro después”.

Intervalo. Se cierra el telón. Se abre. El trío de putos vuelve más maraca que nunca: disfrazados de próceres y con un cuarteto de cuerdas que embellecerá y tranquilizará viejas perlas: “The war is over”, “Tarde”, “Código morsa” y “Cierra el almacén” llegan más delicadas y regalan uno de los puntos más altos de la noche.

A la vuelta, el descontrol se hace esperar un tema más con el estreno de “Tratar de tratar”, que verá la luz en el nuevo trabajo discográfico EMMA (El Maravilloso Mundo Animal), el cual saldrá a principios de 2015, y será el sucesor de La Histeria Argentina (2013). Y a partir de ahí, sí, Palermo se revuelve y se le hace un tremendo bolonqui en el marulo, ya que aparecen en Niceto homenajes al Che Guevara, denuncias a las multinacionales de las telecomunicaciones, reivindaciones a Juan Domingo Perón y discusiones a la iglesia católica.

Palos y palos que desembocan en un falso final cumbianchero y una intro ¿casi completa? de “El pibe cantina” antes de “Somos el enemigo”. Nadie se quiere ir, ni los de arriba, ni los de abajo del escenario. Pepo parece notar que una rubia que observó atenta todo el recital, ahora camina con fuerza, entrega y coraje, y quiere también su momento. ¿Si no para que llegó hasta acá? “La jefa espiritual” trae calma, algunos miran contrariados, pero todos coinciden: “vale lo mismo un villero que un magnate ganadero”.

Hay tiempo para uno más. “¿Pa’ quien va a ser si no?” despide la velada. Pero uno se queda pensando aun en el tema anterior. “Volviste y sos millones” le cantó Pepo a la rubia. Y vaya si lo es. Una pequeña muestra de 500, 600, aplaudió el viernes en Palermo. Y ahora saben mucho más de historia que lo que contaron los maestros en la escuela. Y piensan, por sobre todas las cosas. Y claro, agradecen a su manera, y a la manera que le gusta a este trío marplatense: “hijos de puta, hijos de puta”. Eso significa gracias en El Maravilloso Mundo de Científicos del Palo.

 

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FOTOS: Lucía Belén Capón.