Heroicos Sobrevivientes del rock and roll

En 1987 Luca Prodan dejaba su existencia terrenal para convertirse en mito. “Yo te avisé”, cantaban Los Fabulosos. Charly García y Fito Páez publicaban dos de los discos más importantes de la historia de nuestro rock, Parte de la Religión y Ciudad de Pobres Corazones. El rock estaba en plena ebullición, después del empuje que había recibido tras la guerra de Malvinas y la llegada de la democracia. Por allí empezaban Los Ratones Paranoicos y en los suburbios portuarios de Tigre, Fernando Pita, junto a su guitarra, también emprendía el viaje que lo transformaría en un artista de culto.

Veintisiete años después, en el escenario del teatro Vorterix, Heroicos Sobrevivientes daba muestras de su vitalidad. Sin banda soporte que vaya poniendo temperatura a la noche, el público llegaba lentamente. Ninguno de ellos, suponiendo que practicaran un deporte, podría participar de una liga que no fuera de veteranos, para hacer una analogía a tono con estos tiempos. El arranque no fue explosivo, pero sí muy expresivo. El cariño de tantos años y canciones inconfundibles —“No lo Tomaré” fue la del comienzo— a las que no les hacía falta presentación, codificaban el ida y vuelta con sus seguidores. Después de la primera canción Segundo Gassiebayle ya se sentaba en el borde del escenario con los pies colgando, frente a un teatro que no estaba colmado. En los primeros temas el sonido no ayudaba a contagiar, los coros en “Lady Blues” fueron imperceptibles y la guitarra de Luciano Candenas que estaba allí, pero como un fantasma que solo algunos podían escuchar. Sin embargo a los fanáticos poco les importaba, sus voces acompañaban cada canción, con las manos en alto y el índice extendido afirmando lo que cantaban.

Dos rubias, una verdadera y otra ficticia, bailaban rock & roll como poseídas donde debería haber pogo.  Cuando promediaba el show Fer Pita quedó al frente del micrófono, para hacer dos canciones que sus acólitos aclamaron y que el guitarrista agradeció visiblemente emocionado. El sonido se iba acomodando y la temperatura por fin alcanzaba el rango de show de rock. Cuando sonaron los primeros acordes de “Bad Moon Rising”, convertido en hit mundialista, de inmediato el público puso la letra y el festejo se desató. Rock y futbol, casi como un mismo sentimiento.

Había también espacio para canciones nuevas, “Soledad”, “El único” y “Levántate y anda”, sonaron como adelanto de un disco próximo. Con los invitados llegó el pogo, primero tímido y luego intenso. Fueron muchos los que subieron a compartir la heroica noche en Colegiales. Primero dos históricos sobrevivientes: Ernesto “Garfield” Candenas en bajo y Pepe Celano en batería. Pero también allí estaban algunos integrantes de Pier y de Blues Motel, compartiendo micrófonos y guitarras. Luego fue el turno de Rubén Gaitán con sus armónicas, Sebastián Bericiartúa y “Sarcófago” Cano empuñando una hermosa Fender.

Sin brindar un show explosivo, Heroicos Sobrevivientes mostró su vitalidad y las razones que los trajeron por el camino del rock hasta hoy.

 

FOTOS: Melina Aiello.

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