Doble Fuerza: Eternos pibes de barrio

Hay que animarse a ver a Doble Fuerza, en cualquiera de los sentidos que se le quiera entender, menos en la burla. Hay que tener huevos para ser Pibe de Barrio toda la vida, hay que ser distinto para elegir, dentro de todas las opciones que el Walkin Dead Abasto brinda, acercarse al Uniclub para participar de una noche emotiva, y en las letras de Hugo Irisarri celebrar con cerveza y amigos, la verdad aunque duela, la alegría, el amor y los recuerdos.

Eran los veinte años de su primer disco, que les costó un huevo sacar, y que una vez consumado le hicieron honor a cada gramo del esfuerzo: sonó en cada oído de quien se declare adicto al punk rock. Y los que en estos veinte no terminaron de claudicar estaban ahí presentes, cuando “Morir de amor” armó otra fiesta, otra página en la historia sin final de Doble Fuerza.

Arrancaron con la formación actual, y fueron llamando invitados, como cada vez que la banda del trébol verde se presenta en vivo, y se imagina en cada ensayo también, es su esencia la reunión. “La vida se va”, “Aloha!”y “Amanece”, de Ganar o perder (1999), Aloha (2012) y Buenas Noches Punk Rockers (2006) respectivamente, en segundo, tercero y cuarto orden.

Diego Piazza lleva la banda a la velocidad justa, es un motor de perfil bajo, igual a Marky Ramone al que se le suele decir que siempre toca lo mismo, pero que cualquiera que intente imitar su estilo logrará una fractura expuesta de cúbito y radio, y ni un centímetro de la onda que estos dos camiones tienen. Desde que él está en la banda, una parte de Flema vive en Doble Fuerza, ya sea por la bandera de El Porvenir que cuelga atrás del escenario, o por el sentido recuerdo y la mención al gigante Ricardo Manuel Espinosa, a Ricky, cuando suena “Sale de vos”.

Las cuerdas corren en las manos de Mauro Retamozo (guitarra) y Camilo Barberán en bajo. Ambos cumplen y aportan su propia impronta, sin querer imitar a todos los que antes han pasado en esos puestos. Son quienes mantienen viva a Doble Fuerza, evitando el refrito y sin sentido.

Pero eran los veinte años y hubo una sorpresa especial: la formación completa que grabó Pibes de Barrio, allá por 1994, subió al escenario para emoción de todos los que alguna vez disfrutaron esos tiempos, y para que los nuevos conozcan con quienes Huguito modeló una de las bandas más importantes del punk rock argentino.

“Chipo” Rutkauskas, Diego Nievas, Bruno Cecconi y Gabriel Silvestri, compartieron con su viejo compañero, lo más emotivo de la noche. Hicieron “Sigo siendo el mismo”, “Fútbol”, “No seas botón”, “Tito el apestoso” y “Yo no entiendo por qué”, este último dedicado por Hugo a “los especuladores, los que ganan con los intereses”. Y “a los Fondos Buitres” alguien gritó también. Fueron cinco temas durante los cuales Uniclub se vistió de Teatro Arlequines, el mundial era el de Estados Unidos, y se escuchó Oi Music!

Promediaba la mitad del recital cuando comenzó la catarata de invitados: amigos y colegas de la banda, antiguos y presentes colaboradores, y músicos reconocidos de nuestro país. Nicolás Landa, exDecadentes, con sombrero cowboy cantó una versión a lo Leonardo Favio de “Almas gemelas”. Sebastian Expulsado, no hace falta aclarar de qué banda, cantó “Nena” en lo que alguna vez alguien definió “voz chicletera”. Más tarde Juan Papponetti de Katarro Vandálico también dio presente, aportando su guitarra a “Siete puñaladas”, tema del disco En las calles (2002).

Después de “Disturbios”, que fue otro de los que más levantó al público, llegó “El Niño” de Los Violadores, para tocar el bajo en “Canción de Libertad” y “Represión”, contentando a todos los presentes que devolvieron el regalo con sus puños levantados y coreando cada estribillo.

Hugo habló menos que otras veces, aunque no poco, mantuvo la misma actitud que lleva desde hace 27 años al frente de Doble Fuerza: ideas claras y la frente alta, humildad y calidez, agradecimiento continuo para los presentes y los que alguna vez estuvieron. Antes de tocar “Pibes de Barrio”, allá por el tema 29 de la noche, aclaró lo obvio, lo que ya nadie le puede discutir: “27 años de Doble Fuerza, y a pesar de todo seguimos igual”. Los presentes celebraron la canción en su veinte aniversario, y disfrutaron el final con un último invitado, Maikel de Kapanga, para el coro eterno que retumbó en el Abasto: “¡Jefe sirvasé, otra vuelta de cerveza!”.

 

FOTOS: Ezequiel Bilbao.