Instrucciones para concurrir a un recital de Bersuit Vergarabat

Un cielo gris cubría Parque Patricios. La lluvia, que horas antes había amenazado la presencia de Bersuit Vergarabat en el Parque Ameghino, ya no estaba y la gente volvía tranquila a sus casas después del festival gratuito Maravillosa música, tras escuchar bandas que seguramente darán que hablar en el futuro, como Parafernalia o Perro Simétrico. Atrás había quedado el impredecible Tito Verenzuela cantando “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo, o luciéndose con un tema homenaje al Flaco Spinetta que saldrá en la próxima placa bersuitera. Ya había sonado gran parte de La revuelta (“Cambiar el alma”, “Dios te salve”,  “Es solo una parte”, “No te olvides”, “Santa Cecilia”). Ya los pibes se ponían la remera luego de haberla revoleado con los últimos acordes de “El viento trae una copla” y haber saltado con “Porteño de ley”.

Ya todo eso había ocurrido y yo volvía, empachado de música, por la calle Uspallata rumbo a la parada del bondi. Fue entonces que un papel tirado en la vereda me llamó la atención. No sabría explicar realmente el porqué.  Quizá fue por su color particular, similar al que se usaba antes para escribir cartas.  O tal vez porque parecía estar quemado en las puntas, como siempre lo están las cartas en las películas. Lo cierto es que ya una vez arriba del 37, mi curiosidad pudo más y lo abrí. Para mi sorpresa, decía lo siguiente:

Instrucciones para concurrir a un recital de Bersuit Vergarabat

-Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de concurrir a un recital de Bersuit Vergarabat, así como a cualquier concierto de rock, es el calzado: es de vital importancia que el mismo sea de absoluta comodidad. Se recomienda a las damas abstenerse de los tacos aguja, así como al caballero de los zapatos. Los mocasines no son mala opción, mas las zapatillas de lona son ideales para estas ocasiones. Considere que es probable que canciones como “Venganza de los muertos pobres”, “Es importante” o “El baile de la gambeta” lo hagan bailar alocadamente, y con zapatos de cuerina difícilmente pueda lograr una buena performance a la hora de tirar unos pasos.

-Hecha esta primera aclaración, es indispensable guardar en el bolsillo al menos dos caramelos de miel. “Perro amor explota”, “Espíritu en esta selva” o “¿Qué pasó?” pueden afectar severamente su garganta, por lo que es conveniente estar prevenido. En caso de ser locutor de radio, llamar a su jefe con anterioridad avisando que, muy posiblemente, se ausente el lunes siguiente, el martes también. Y, tal vez, el miércoles.

-Si por una mala jugada del azar, llegase usted a estar usando muletas, mantenerse lo más lejos posible del escenario (siempre y cuando quiera que la gravedad de su lesión no aumente). Es de esperar que al sonar “Yo tomo”, “La bolsa” o “Se viene”, la concurrencia se descontrole, perdiendo total noción de cualquier situación ajena a lo que sucede en el escenario, por lo que las probabilidades de que su fractura de tibia se transforme en una fractura de tibia y peroné, y hasta quizá del quinto metatarsiano, aumentan de forma inusitada y peligrosa.

-En el caso de que usted desee asistir al recital acompañado por una dama a la cual quiere seducir, es menester aclarar que dicha idea es un arma de doble filo, una moneda de dos caras. “El viento trae una copla”, “Convalecencia en Valencia” o “Al olor del hogar”, pueden calar en lo más hondo de su sensibilidad, incluso hasta las lágrimas, y es sabido que los manuales de seducción no recomiendan romper en llanto en las primeras citas… Sin embargo, querido amigo, puede que la suerte esté de su lado, que los astros se alineen a su favor, que el destino, finalmente, le guiñe un ojo. Porque existe la posibilidad que esos muchachos de pijama le den una mano y canten “Así es”, “Mi caramelo” o “Negra murguera”. De ser así, hay aproximadamente un 90% de chances de que esté usted ante su futura esposa.

-En el hipotético caso de que usted esté siendo visitado por un amigo del extranjero, un brasilero conocido en un viaje quizás, ahórrese las horas y horas de charla necesarias para explicarle la historia reciente de nuestra tierra. “Cargamos”, “Vuelos” o “Victoria Clara” son excelentes lecciones de historia condensadas en 4 o 5 minutos. “Otra sudestada”, “El tiempo no para” o “Sr cobranza” también pueden aportar a la causa…

-Y por último, pero no por eso menos importante, ahorre. Sí, leyó bien, ahorre. No vaya a comer a la salida del show al restorán que queda en la esquina, donde seguramente la cerveza le cueste lo que le saldría en un bar en Berlín, o la pizza lo que en un ristorante en Roma. Absténganse de la tentación de comprarse un combo quíntuple en ese nefasto local de comidas rápidas de los arcos dorados, por favor absténgase.

Vuelva a su hogar y caliéntese un pedazo de tarta, hágase unos fideos a la bolognesa, o termínese el estofado que quedó del mediodía, lo que sea seguramente hará mejor a su salud. Pero no son las calorías ni los valores grasos el meollo de la cuestión, sino el ahorro: porque con ese dinero que afortunadamente no gastó en la cajita feliz, ni en el Mc combo queséyocuanto, con ese mismo billete, usted concurrirá unos días más tarde a la boletería más cercana. Pedirá, nuevamente y con cara de feliz cumpleaños, “una entrada para la Bersuit, por favor.” Y no se arrepentirá. Le aseguro, no se arrepentirá.

Una vez que terminé de leerlo, lo doblé prolijamente y lo guardé en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, donde guardo las cosas importantes, ya que el derecho tiene el cierre roto. “En diciembre, en Haedo, lo voy a necesitar”, pensé, al mismo tiempo que tocaba el timbre para indicarle al colectivero que hasta allí había llegado mi viaje y agradecía a aquella mano anónima por haberme regalado, probablemente sin querer, semejante tesoro.