Aztecas Tupro: Una fiesta reggaepunky

Todos los sábados, el Festiclub le da vida a la nocturnidad del barrio de Caballito. El sábado 24 de agosto, la velada fue amenizada por Aztecas Tupro, Mamazuka y Cadán, en una noche donde la reinó la mezcla de estilos.

La sobremesa de la cena del sábado, entre migas y cenizas, ofrecía sobre el mantel un plan agitador: Barrio de Caballito. Tres son las cuadras que separan del Parque Centenario al Club Premier. Tres son las bandas que tocaban allí, CadánMamazuka, y Aztecas Tupro. Dos son los conceptos desarrollados en la consigna. Oscuridad y vasos. Uno era el objetivo: levantar la bandera de la música autogestiva e independiente. Múltiples son los sonidos. Ska, reggae, punk y rock en diversas versiones.

Una puerta, un pasillo, otra puerta y entrás. Vasos de plástico, vacíos, desparramados por el suelo. Los llenos de ebriedad son levantados dispuestos al brindis. El escenario ofrece una ínfima luz, las paredes del lugar traspiran y una alegría batik que se esparce entre la gente, hacen de este lugar privilegiadamente poco institucionalizado una noche con sabor a fiesta.

Cadán despabiló las articulaciones, y Mamazuka, aparte de apelar a un sonido mezcla de punk-rock, ska y murga, con potentes vientos, dejó merodeando el síndrome del barrio, esquina, rock, revoleo de remera y a otra cosa. Tanto es así, que el cantante terminó en cuero, cumpliendo con la profecía. Aplausos, la música de cancha se cuela entre los acordes, el público devuelve en cánticos populares la panzada del postre demoledor.

Momento azteca. La banda liderada por Pablo Wehbe, lanzó toda la artillería y le dio al público con su propia medicina. Diecisiete canciones, una hora de show donde “Dibujos”, “Cortar”, y “Los 4 elementos” fueron el descorche de alegría, con trencitos incluidos. A Huevo, cantante de la tribu, le corren miles de gotas de traspiración por la frente. Se saca la remera y se las seca. Suena “Boomerang”. Se vive un dejavu. Por segunda vez en la noche, un cantante se queda con el torso desnudo. Y así como todo lo que va vuelve, como un boomerang o como un dejavu, se repite el sonido de las palmas y silbidos echándole leña al agradecimiento. Ida y vuelta, es la cuestión.

Aztecas Tupro, con más de quince años de carrera, está previo a sacar su próximo trabajo discográfico en septiembre, y está disfrutando del maravilloso momento en donde lo que querés que brote, está a punto de nacer. Se los ve contentos, recargados y crecidos. En el tema “Santa Cecilia”, la banda afirma que “La vida no ofrece ninguna seguridad”, pequeña gran reflexión. Mientras ella se empeña en proponer eso, ellos, Cadán y Mamazuka la retrucan a la vida hechos con forma de canción. Y es la mejor manera de darle un chirlo a la inseguridad diaria. El resultado se vio en el Club Premier. Y es más valioso que ese chirlo lo den con la ayuda de su propia mano.